Gobierno anula las elecciones anticipadas y enví­a blindados


Un miembros de los Camisas Roja esperan instrucciones sobre cómo utilizar el escudo protector, durante un entrenamiento en un campo fortificado de Bangkok, en donde preparan el choque con las fuerzas militares del Estado. FOTO LA HORA: AFP PEDRO UGARTE

La crisis se profundizó en Tailandia hoy, con la decisión del primer ministro de anular las elecciones anticipadas y de enviar blindados para aislar al barrio de Bangkok donde están atrincherados los manifestantes antigubernamentales.


Más de diez dí­as después de su publicación, el plan para salir de la crisis de Abhisit Vejjajiva parece cada vez más endeble, tras suscitar muchas esperanzas y aprobación aparente por parte de la mayorí­a de los actores polí­ticos del reino.

Pero los «camisas rojas» han bloqueado el proceso a principios de esta semana al exigir la inculpación de número dos del Gobierno, Suthep Thaugsuban, al que consideran responsable de las violencias del 10 de abril pasado, que dejaron 25 muertos y más de 800 heridos.

«He anulado la fecha de las elecciones. Es mi decisión porque los manifestantes se niegan a dispersarse», indicó Abhisit.

«Los «camisas rojas» sólo han aceptado verbalmente unirse al plan de trabajo para la reconciliación», indicó Korbsak Sabhavasu, su secretario general.

«En cambio no han decidido terminar con las manifestaciones, por lo que será imposible organizar las elecciones como estaba previsto», agregó.

El Gobierno está ahora nuevamente acorralado para acabar con un movimiento que dura desde hace dos meses.

Una intervención de las fuerzas armadas serí­a muy delicada en ese amplio barrio protegido por barricadas de bambúes, neumáticos y alambre de púa cortantes, y en el que viven muchos niños. De hecho, esa hipótesis ha sido descartada varias veces por el jefe del ejército.

Exasperado por las quejas de la oposición, el poder habí­a anunciado el miércoles que privarí­a a los «rojos» de luz, agua y comunicaciones telefónicas a partir de la medianoche local (once de la mañana de ayer, hora de Guatemala).

Finalmente, el Gobierno renunció a esa posibilidad poco antes del plazo estipulado, porque la operación era demasiado complicada técnicamente y hubiera afectado a hospitales, hoteles, escuelas y embajadas.

«Sean cuales sean las medidas tomadas, se deben aplicar de tal manera que no creen nuevos problemas», justificó Panitan Wattanayagorn, portavoz del Gobierno.

Pero el Ejército anunció hoy en la mañana que blindados se ubicarí­an alrededor del barrio a finales de la jornada.

«Las autoridades van a aislar la zona de las manifestaciones por todas sus entradas a las seis de la tarde (locales) con vehí­culos blindados de transporte de tropas», indicó el coronel Sunsern Kaewkumnerd.

«Nadie tendrá la autorización de entrar», añadió.

Por su lado, los «camisas rojas» reiteraron su voluntad de no ceder y reafirmaron que la última condición planteada, la de la inculpación del número dos del Gobierno, no era negociable.

«Nuestra prioridad número uno es pedir justicia para las ví­ctimas» del 10 de abril, indicó Nattawut Saikuar.

Otro lí­der, Weng Tojirakarn, consideró que el proceso de inculpación de Suthep por «crí­menes con premeditación» sólo tardarí­a unos pocos minutos y serí­a suficiente para que se fueran.

«El Gobierno comete un suicidio polí­tico si no hay elecciones», añadió.

La crisis, la peor en el reino desde 1992, dejo 29 muertos y casi mil heridos desde mediados de marzo.

SUCESOS General herido


Un militar tailandés que eligió pasarse al lado de los manifestantes antigubernamentales, Khattiya Sawasdipol, recibió disparos hoy y fue hospitalizado en estado grave, informó una fuente médica.

El militar, muy popular entre los manifestantes y encargado de facto de sus operaciones de seguridad en el barrio que ocupan desde hace dos meses, recibió un disparo en el pecho, según una enfermera del centro Hua Chiew, donde fue ingresado.

«Su estado es muy grave. Está bajo asistencia respiratoria», indicó.

El gobierno acusa al general Khattiya, de 58 años, de ser uno de los principales adversarios de la reconciliación.

El militar se presenta como un aliado indefectible de Thaksin Shinawatra, ex primer ministro en el exilio derrocado por un golpe militar en 2006, y cuyo legado defienden muchos de los manifestantes antigubernamentales.