Obligados por una resolución de Amparo a repetir el proceso y debatir públicamente el tema de la honorabilidad de los postulados, los miembros de la comisión encargada de nominar a los seis abogados de los que saldrá el nuevo Fiscal General hicieron exactamente eso, es decir, repitieron a cabalidad lo actuado y volvieron a integrar la lista con los mismos seis nombres que ya habían aprobado antes del Amparo.
Creemos natural que actuaran de esa manera porque es la única que tenían para decir que previamente no hicieron nada incorrecto, sobre todo luego de que la pasmosa velocidad con la que se pusieron de acuerdo con la lista hizo que muchos dijeran que había habido un arreglo no público sobre el particular. Si los mismos actores tenían que volver a elegir, obvio era que escogerían a quienes ya recibieron su visto bueno en la primera etapa, puesto que cualquier marcha atrás significaría un tácito reconocimiento de que algo habían hecho impropiamente. El Presidente de la República dijo que le pide a Dios que le ilumine para hacer una buena elección pero en su caso, igualmente, ya había tomado decisión respecto a la lista y por lo tanto mantendrá la preferencia al profesional del derecho que a su juicio represente menos problemas para sus intereses políticos que son tan abundantes. Y por nuestra parte, aun sabiendo que las decisiones van por otro lado, reiteramos nuestra apreciación de que en la lista es la licenciada María Eugenia Morales de Sierra quien tiene un mejor perfil para el desempeño del cargo, sobre todo porque hace falta entender la especie de pecado original que tiene el Ministerio Público porque su creación, en época aún de conflicto armado interno, marcó el compromiso con la impunidad porque era necesario que fuera un elemento de garantía para que los agentes del Estado no enfrentaran procesos como resultado de sus acciones en contra de la insurgencia. La cooptación de las fiscalías con ese fin no cesó cuando se firmó la paz, sino que pasó a servir a quienes cambiaron de oficio y se dedicaron a dirigir redes del crimen organizado. La licenciada Morales conoce esa historia por su experiencia en Derechos Humanos y tiene el carácter para enfrentar situaciones difíciles que es un requisito indispensable para el desempeño del cargo. Sin embargo, las prioridades son otras, por supuesto, y veremos que a la Fiscalía General llega quien cumplió con el requisito esencial de pactar con los poderes reales. No hay otra forma de alcanzar ese puesto y por lo tanto sabemos que con todo y postulaciones como requisito, al final nunca llegará alguien que pueda ser una amenaza para quien gobierna.