Ejército enví­a helicópteros a los humedales de Luisiana


La Guardia Nacional de Louisiana utiliza helicópteros Blackhawk para construir un dique. FOTO TOPSHOTS AFP / Mark Ralston

Don Plaisance mira los helicópteros del Ejército estadounidense depositar bolsas de arena en medio de un canal para frenar el avance del petróleo sobre sus tierras en Luisiana. No quiere ni imaginar qué pasarí­a si la mancha de crudo se extendiera en los humedales.


Como muchos de los habitantes de la isla Lafourche, a 80 km al sur de Nueva Orleans (Luisiana), este cajún deposita sus últimas esperanzas en la Guardia Nacional, que comenzó a construir un canal en este rí­o de unos cincuenta metros de ancho que desemboca en el golfo de México.

Con una rotación de tres bolsas de 900 kg de arena por helicóptero Black Hawk, la estructura avanza rápidamente. Más lejos, las topadoras levantan largos diques de arena. Pero la tarea es inmensa, más teniendo en cuenta que la costa está recortada por una lí­nea de islas y el brazo del mar.

A lo largo del litoral de Luisiana, pero también de los estados vecinos de Misisipi y Alabama, los reservistas estadounidenses están construyendo un dispositivo para impedir que la capa de petróleo penetre en el laberinto de canales y estanques, santuario de un frágil ecosistema.

«No sabemos cuándo va a llegar el petróleo, esperamos haber terminado cuando esté aquí­», declara un militar estadounidense que pidió el anonimato.

No se ha logrado aún tapar los pozos de la plataforma Deepwater Horizon, que explotó el 22 de abril, y todos los dí­as se suman 800 mil litros de petróleo a la vasta capa que amenaza las costas estadounidenses.

Si los humedales de Luisiana fueran alcanzados por el petróleo «serí­a un desastre», afirma Don, de unos cincuenta años, que se acercó a seguir la evolución de los trabajos.

«Los humedales son nuestro medio de vida», afirma en francés y con orgullo, este descendiente de acadianos, los primeros francófonos instalados en la costa canadiense, donde fueron desplazados por los colonos ingleses en 1755, en lo que se conoce como el «Gran Dérangement».

«Las ostras, las langostas, los camarones, los peces… muchas personas viven sólo de eso. No necesitamos otra catástrofe», continúa Don, todaví­a traumatizado por el huracán Katrina, que dejó 1.500 muertos en la región de Nueva Orleans en agosto de 2005.

Pero con la temporada de huracanes que comienza en junio y que se anuncia peligrosa este año, la duración de estos diques es dudosa.

«Si hay un huracán, la represa va a explotar y el petróleo se desparramará en los pantanos», vaticina Bob, otro reservista de la zona.

Empleado habitualmente de una plantación de caña de azúcar, ahora se dedica a recibir las bolsas de arena junto a otras tres personas.

«Serí­a una catástrofe más, pero estamos acostumbrados aquí­», agrega este treintañero.

Mientras tanto, el grupo petrolero británico BP, que explotaba la plataforma, deberí­a descender próximamente al fondo del mar una nueva cúpula, más pequeña que la que tuvo que ser retirada el sábado, para frenar la salida de petróleo.

OBAMA Más impuesto


El gobierno del presidente estadounidense Barack Obama propuso hoy aumentar un impuesto que pagan las petroleras y elevar su aporte para llevar el fondo destinado a la limpieza de mareas negras a 1.500 millones de dólares.

La Casa Blanca reveló una propuesta para llevar a nueve centavos de dólar por barril el impuesto que pagan las petroleras de ocho centavos por barril, a partir de este año.

También propuso elevar de 1.000 millones a 1.500 millones de dólares el tope del fondo de indemnización contra derrames, establecido para asegurar la financiación de limpieza y daños en caso de fuga de crudo.

BP Cúpula


Los expertos del grupo británico BP lograron hoy ubicar la cúpula sobre la fuga de petróleo en el fondo del Golfo de México, destinada a evitar que continúe el vertido de crudo cuyas consecuencias sobre el medioambiente y la economí­a local son inciertas.

Mientras en Washington los ejecutivos de BP, Transocean y Halliburton cumplí­an un segundo dí­a de audiencias en el Congreso, el gigante británico de la energí­a proseguí­a al frente de las tareas para contener la expansión del derrame.

Los expertos daban los toques finales al operativo para instalar a 1.500 metros de profundidad la rediseñada cámara de contención, de la que sale una larga cañerí­a por la que se pretende bombear el petróleo del pozo dañado con la explosión y posterior hundimiento de la plataforma de BP hace tres semanas.

Tras el fallido intento del fin de semana de colocar la estructura con forma de cúpula sobre el suelo marino, los equipos de trabajo al mando de BP bajaron una nueva «tapa», más pequeña, con un peso de 1,6 toneladas y unos 2,4 metros de altura.

«Se encuentra actualmente en la zona junto a la fuga, y el plan es colocarla sobre ésta para que esté operativa antes del fin de semana», indicó a la AFP un representante de BP, Bryan Ferguson.

El grupo británico, que explotaba la plataforma Deepwater Horizon, hundida a 80 km de las costas de Luisiana el 22 de abril, intentó infructuosamente el fin de semana una operación similar para detener el vertido diario al mar de 800.000 litros de petróleo. Pero el sábado debió suspenderla por los efectos de las bajas temperaturas y alta presión del fondo marino dentro de la cúpula.

El gobierno de Barack Obama propuso el miércoles elevar de ocho a nueve centavos de dólar por barril el impuesto que pagan las petroleras para indemnizaciones contra derrames, y llevar a 1.500 millones de dólares el tope del fondo que asegura la financiación de limpieza y daños en caso de fuga de crudo.

«El presidente está muy frustrado porque todaví­a no logramos cerrar esta fuga», dijo el portavoz Robert Gibbs.

El miércoles, Obama envió a altos funcionarios a la región, y en particular a sus secretarios del Interior, Ken Salazar; y de Energí­a, el premio Nobel de fí­sica Steven Chu, al comando central de BP en Houson, Texas (sur), «para seguir buscando intensamente soluciones potenciales», informó la Casa Blanca.

Los colosos de la industria petrolera son interrogados desde el martes en el Congreso sobre los hechos del 20 de abril en la plataforma Deepwater Horizon, cuya explosión dejó 11 operarios muertos y provocó uno de las peores derrames de crudo de la historia de Estados Unidos, y cuyas causas se desconocen aún.

El titular del Comité de Energí­a y Comercio de la Cámara de Representantes, el demócrata Henry Waxman, dijo el miércoles que hay evidencias de que el mecanismo de seguridad, que deberí­a haber taponeado el pozo e impedido el derrame, fue «configurado de forma defectuosa».

Cerca de 500.000 metros de barreras flotantes han sido colocados en aguas del Golfo de México para intentar contener el derrame, en medio de temores de que el buen clima cambie y favorezca el desplazamiento de la marea negra hacia la costa.