Formas de corrupción


La utilización de fondos públicos para beneficiar a particulares en perjuicio del bien común es una generalizada forma de corrupción que se observa tanto en el gobierno central como en las municipalidades. El caso de Santa Rosalí­a y su costoso viaducto es uno de los tantos que se pueden citar y que en el área metropolitana empezaron cuando Jorge Serrano habí­a construido el Novicentro en el Anillo Periférico y la Municipalidad modificó el diseño de la ví­a rápida para hacerle un retorno al centro comercial.


Después de eso se ha visto cómo donde se edifica un gran supermercado, la Municipalidad construye pasos a desnivel para facilitar los accesos, no digamos cuando se construyen los nuevos centros comerciales. Lo que sufre el vecino mientras dura la construcción de la obra es moco de pava comparado con ese regalo que les hacen las autoridades a los particulares al invertir dinero que podrí­a servir para obras de beneficio común en fastuosos proyectos que tienen la finalidad de beneficiar a unos cuantos. Ocurre que las autoridades guatemaltecas nos tienen tomada la medida a los ciudadanos de este paí­s y saben que por descarado que sea el desmán, como ocurre con Santa Rosalí­a en donde es tan obvio el tráfico de influencias y la corrupción que no hace falta ningún ejercicio para demostrarlos, la gente no pasa de refunfuñar y de quejarse con sus parientes y amigos, pero sin que se produzca ni siquiera la vindicta pública para quienes abusan de su posición de poder para embolsarse sobornos o para quedar bien con sus financistas. Guatemala es un paí­s en el que nadie tiene que enfrentar reclamos para asumir responsabilidades por excesos y abusos cometidos en el desempeño de la función pública y, menos aún, cuando lo que hacen es en complicidad con influyentes empresas o sectores de poder que se encargan de «apachar los clavos». En cualquier otro lugar del mundo ya estarí­amos viendo a los padres de familia que tienen a sus hijos en colegios de esa zona protestando por el abuso contra los derechos de los niños y reclamando que los mismos colegios emprendieran acciones para obligar a una actitud más racional de las autoridades para enfrentar el problema que crearon con su gesto corrupto de construir una millonaria obra para quedar bien con un puñado de personas que bien pudieron resolver su problema si van a dar la vuelta al cruce de Puerta Parada. Ayer los medios de comunicación se llenaron de comentarios de automovilistas y pasajeros del transporte público que sufrieron lo indecible por la torpeza de las autoridades. Pero acaso eso fue catarsis y liberó el malestar de la gente para acomodarse y resignarse a soportar por seis meses el calvario.