Es importante analizar la posición en que se encuentra el Congreso de la República (I parte)


Durante muchos años se ha tratado de negociar, primero, con Gran Bretaña y después con Belice como Estado independiente. Belice siempre ha tenido una actitud de hablar, pero no de negociar algo sobre los derechos legí­timos de Guatemala.

Dr. Roberto Bermejo González

Cuando en décadas pasadas se habló de someter el caso a decisión de la Corte Internacional de Justicia, Guatemala en forma acertada proponí­a que se juzgara a la luz del procedimiento EX AEQUO ET BONO o sea que se analizara el caso en base a principios sustentados en la EQUIDAD. El caso de Guatemala era y es más defendible si se juzga en base a «equidad». Otra ví­a era que la Corte Internacional de Justicia condujera el caso a través de un «Juicio de Derecho». Esta ví­a la preferí­a Gran Bretaña y después el Estado de Belice y esto es lo que ahora se acuerda.

En el curso de los años en nombre de Guatemala se han cometido varios errores que dejan comprometida su posición:

1) El documento suscrito el 26 de agosto de 1931 por el Ministro de Relaciones Exteriores de la época Alfredo Skinner Klee y dirigido al Embajador Británico reconociendo «fronteras»; 2) El reconocimiento de Belice como Estado que hizo la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1981, bajo el principio de la «libre determinación de los pueblos»; 3) El reconocimiento que el 21 de septiembre de 1991 hizo el presidente Serrano Elí­as del derecho de autodeterminación del pueblo beliceño y el reconocimiento de Belice como Estado independiente, aunado al establecimiento de relaciones diplomáticas según declaración de ílvaro Arzú, Ministro de Relaciones Exteriores, el 11 de septiembre de 1991; 4) La nota que el 18 de octubre de 1999 dirigiera el Canciller Eduardo Stein al Primer Ministro de Belice, en la que se declara que Guatemala reduce su reclamación territorial a la mitad del Territorio de Belice o sea el área entre los rí­os Sibún y Sarstún. No haré más comentario sobre estos puntos porque ya lo hice en la ponencia que sobre el «Status Legal del caso Belice» me solicitara el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala para ser conocida en el XV Congreso Jurí­dico Guatemalteco que se celebró en noviembre de 1995. Esta misma opinión consta en el dictamen que la Comisión de Belice del Colegio de Abogados y Notario de Guatemala, de la que soy miembro, emitió en Octubre de 2002, publicado en la Revista del Colegio número 45 de julio-diciembre 2002. Todas las acciones referidas debilitan la posición de Guatemala si el caso se juzgara a través de un juicio de derecho. A continuación merece mi atención el «Acuerdo Especial entre Guatemala y Belice para someter el Reclamo Territorial, Insular y Marí­timo de Guatemala a la Corte Internacional de Justicia».

Al respecto el presidente ílvaro Colom, en Consejo de Ministros, emitió el 1 de diciembre de 2008 el Acuerdo Gubernativo Número 316-2008, en el que se acuerda que el Ministro de Relaciones Exteriores suscriba el citado Acuerdo Especial con el Estado de Belice y que al estar suscrito se traslade al Congreso de la República, para los efectos previstos en el artí­culo 19 de las Disposiciones Transitorias y Finales de la Constitución Polí­tica de la República.

En el Acuerdo Especial mencionado, se pretende someter a la Corte Internacional de Justicia la disputa y que esta dicte un fallo de derecho, que será definitivo y obligatorio, sobre los derechos Territoriales, Insulares y Marí­timos de Guatemala y además, determine fronteras. Se acuerda que ambos paí­ses sometan a «consulta popular» la decisión que han tomado.

Sobre la situación de Belice solo me permito señalar que su Constitución Polí­tica es terminante en señalar que su territorio comprende el área que actualmente se identifica como Belice, lo que dio lugar a que George Price y el Primer Ministro Musa en algún momento dijeran que Belice no cederí­a ni una pulgada de su territorio. Belice confronta un problema constitucional que la Corte Internacional de Justicia nunca podrí­a violentar. Pero el caso de Belice ahora no merece nuestra atención. Continuará.