La violencia en la trata de seres humanos


Carlos-Caceres-Ruiz

El uso de la fuerza y diferentes formas de coacción, fraude, rapto, engaño, entre otros, y utilizar la violencia, en cualquiera de sus expresiones, para trasladar a una persona de un paí­s a otro con el objetivo de explotarla en la prostitución, trabajo forzado, pornografí­a, extracción de órganos o servidumbre, se ubica como trata de personas y es una actividad del crimen organizado. Nunca puede dar su consentimiento una mujer o un hombre para ser vejado. Por esta razón, cualquier convenio entre tratante y ví­ctima siempre será una parte del engaño, mentira o abuso.

Carlos Cáceres R.
ccaceresr@prodigy.net.mx

 


El argumento de superar las necesidades económicas de mujeres y menores de edad -los sectores más vulnerables en una sociedad- ofreciendo un trabajo inmediato y salario, es planteado por quienes trafican con seres humanos para forzarlos a aceptar deudas o compromisos que nunca se solventarán en los lugares de  destino. Al final, las ví­ctimas tendrán graves problemas psicológicos y de salud.

    El tema de la inmigración es un factor inmerso en la realidad socioeconómica de Guatemala pues, como paí­s de destino, recibe migrantes básicamente centroamericanos; de  igual manera, es una nación de tránsito migratorio para ciudadanas y ciudadanos de Centroamérica quienes se proponen atravesar México y, finalmente, llegar al “sueño dorado” (que no es tal) de Estados Unidos donde miles de policí­as, Ejército, enajenados con el sí­ndrome de Rambo, las dificultades del rí­o Bravo, desierto y muros, tratarán de impedirlo. Como nación de origen, miles de guatemaltecos y guatemaltecas se dirigen, en especial, al mercado laboral de Estados Unidos o México.

    Guatemala no se encuentra exenta de la trata de seres humanos. Su origen se localiza en la miseria, pobreza, discriminación y marginalidad de amplios sectores de la población; sin embargo, la adecuada información de carácter preventivo coadyuvará a evitar la nociva acción de quienes denigran la dignidad de hombres y mujeres ofreciendo falsas alternativas de vida. Las guatemaltecas y guatemaltecos tienen el derecho a ser protegidos para evitar que por medio de acciones violentas  o con adornadas promesas sean trasladados contra su voluntad o por medio del engaño de ofertas cuya implicación será el turismo sexual. Ofrecimientos directos  o en internet se presentan para atraer a muchas jóvenes como bailarinas, edecanes o modelos en otras naciones (terminará en prostitución) o trabajando como esclavos en determinadas áreas laborales.

    En Guatemala es necesario luchar contra las redes de criminales dedicados a la trata de personas porque es una actividad que viola los derechos humanos. En las fronteras guatemaltecas nadie está autorizado a retener documentos de identificación  (cédula de vecindad o pasaporte). ¡Acaso la Policí­a desconoce la ubicación y movimientos de las maras o lo que sucede en el interior de los prostí­bulos de Coatepeque, Tecún Umán, El Carmen, La Mesilla o en las orillas del rí­o Suchiate. Asimismo, muchas  mujeres y hombres son explotados en lugares abiertos  a la vista de cualquier persona. Además, se debe proporcionar apoyo a quienes han sido ví­ctimas de los traficantes, así­ como a familiares dispuestos a denunciar actos con  relación a la trata.

    La trata de personas afecta a las mujeres en forma  desproporcionada. Ellas son la mayor parte de las ví­ctimas -en el contexto de desigualdad y violencia- y son muy severas las formas de explotación a que son sometidas. La trata de seres humanos afecta el tejido social de la comunidad guatemalteca. Este hecho señala que, dentro de la ley, las autoridades de  Guatemala deben ejercer acciones drásticas contra los traficantes de seres humanos.