Unos 20 fieles musulmanes y 15 policías israelíes resultaron heridos hoy en enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, en una jornada de «cólera» anunciada por los palestinos para denunciar las obras de los israelíes en ese lugar santo del Islam.
Los agentes lanzaron granadas ensordecedoras y gases lacrimógenos para dispersar a los fieles, que les arrojaban piedras, justo después de la plegaria semanal de hoy, según los testigos.
«Quince policías resultaron heridos, de los cuales nueve fueron trasladados al hospital», declaró Micky Rosenfeld, portavoz de las fuerzas del orden, quien dio cuenta de que «17 manifestantes árabes fueron detenidos».
«La policía controla por completo la situación y está negociando con los representantes» de la Oficina Musulmana de Bienes Religiosos para que los «15 manifestantes que se encuentran en la mezquita de Al Aqsa abandonen» la Explanada, señaló el vocero.
Una veintena de palestinos resultaron heridos, según fuentes médicas palestinas.
«La policía utilizó granadas ensordecedoras y operó con prudencia para dispersar a los manifestantes que gritaban Alá Akbar (Alá es grande) y lanzaban piedras», afirmó Rosenfeld.
El Muro de las Lamentaciones, principal lugar santo del judaísmo situado un poco más abajo de la Explanada, fue evacuado ante el temor de que las piedras que arrojaban los palestinos desde las mezquitas hirieran a alguien, constató un corresponsal.
También se registraron enfrentamientos en las entradas de la Ciudad Vieja de Jerusalén entre las fuerzas del orden hebreas y los fieles palestinos, a quienes se les impidió acceder a la Explanada, según testigos.
Antes de que se iniciaran los choques, miles de palestinos acudieron a la plegaria del viernes en las mezquitas de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, bajo la vigilancia de la policía israelí.
Las controvertidas obras, que arrancaron el martes en una de las entradas de la Explanada, llamada de los Magrebíes, suscitaron una ola de protestas entre los palestinos y en el mundo musulmán, que se concretó con un llamamiento a una «jornada de cólera» para este viernes.
Durante su prédica, el mufti de Jerusalén, el jeque Mohamad Hussein, denunció los trabajos en lo que es considerado como el tercer lugar santo del Islam.
«Se trata de una nueva agresión flagrante contra (la mezquita) Al Aqsa», espetó el jeque.
Arremetió contra «la política de judaizar Jerusalén» e instó a los musulmanes en el mundo a «proteger» la parte palestina de la ciudad ocupada y la Explanada de las Mezquitas.
En Hebrón, Cisjordania, también se produjeron manifestaciones contra las obras, así como cerca del puesto de control militar de Qalandia, entre Jerusalén y Ramalá.
Israel inició sus trabajos con unas excavaciones arqueológicas previas al apuntalamiento de los cimientos de una rampa que llevará a la puerta de los Magrebíes.
La Oficina de Bienes Religiosos Musulmanes en Jerusalén sostiene que los trabajos amenazan las bases de la Explanada, mientras que Israel argumenta que se trata únicamente de instalar una rampa para sustituir la actual estructura de madera que quedó dañada durante una tormenta de nieve en 2004.
En 1996, la perforación de un túnel cerca de la Explanada, a cargo de la municipalidad israelí de Jerusalén, originó un estallido de violencia que dejó más de 80 muertos palestinos e israelíes.
En septiembre de 2000, la visita a ese lugar de Ariel Sharón, entonces jefe de la oposición conservadora hebrea, fue percibida como una provocación por los palestinos. Poco después, estalló la segunda Intifada.