íšltimo esfuerzo de los candidatos para ganar inciertos comicios


El primer ministro británico, Gordon Brown, se dirige al público en un acto en el Westminster Methodist Hall, en el centro de Londres. FOTO AFP / Leon Neal

Los lí­deres de los tres grandes partidos británicos redoblaron esfuerzos hoy para tratar de seducir a los todaví­a numerosos indecisos, en las últimas horas de campaña antes de las elecciones generales más reñidas en décadas.


Una combinación de imágenes de archivo muestran lí­der británico de la oposición liberal-demócratas Nick Clegg (I), el Primer Ministro y lí­der del gobernante Partido Laborista, Gordon Brown (C), y el lí­der de la oposición del Partido Conservador, David Cameron, en Londres. FOTO AFP / Archivos

Después de 13 años en la oposición, los conservadores de David Cameron siguen encabezando los sondeos de intención de voto ante los laboristas del primer ministro saliente Gordon Brown y los liberal demócratas de Nick Clegg, pero todos apuntan a que no alcanzará la mayorí­a absoluta de 326 escaños que harí­a que la reina le encargara la formación del gobierno.

El lí­der «Tory», que dedicó las últimas 24 horas previas a la jornada electoral a hacer campaña ininterrumpidamente en las circunscripciones más disputadas, prometió utilizar «cada segundo» para tratar de revertir esta tendencia y hacer realidad su sueño de llegar a Downing Street.

«Nunca creí­ que estas elecciones iban a ser fáciles», admitió este miércoles en la cadena de televisión GMTV. «Los comicios están destinados a ser un reto. Los británicos no te ponen el gobierno del paí­s en bandeja (…) Nos están haciendo trabajar por ello».

Mientras tanto, en el norte de Inglaterra, el impopular Gordon Brown, que lucha por su supervivencia polí­tica tras haber heredado el cargo en 2007, insistió en que la única manera de evitar que los conservadores vuelvan al poder era votar por el Partido Laborista.

«Quiero que cada votante laborista vote laboristas. Quiero esto porque quiero un gobierno laborista mayoritario», declaró Brown, desestimando los llamamientos de dos de sus ministros que la ví­spera instaron a los electores a votar tácticamente en las circunscripciones donde los liberales demócratas tuvieran más posibilidades que los laboristas de derrotar a los «Tories».

«La gente no va a juzgar por el número de votos que obtenemos así­ como por el número de escaños», agregó.

El primer ministro hizo estas declaraciones después de que el sondeo diario del YouGov para The Sun mostrara un ligero repunte laborista, con 30% de las intenciones de voto (dos puntos más que el martes), contra 35% para los conservadores y 24% para los liberal demócratas, lo que debido al peculiar sistema electoral británico podrí­a traducirse en una mayor número de escaños para el partido en el poder.

Otra encuesta ComRes para la cadena ITV y The Independent otorga 37% a los «Tories», 29% a los laboristas y 26% a los LibDems, pero subraya que casi cuatro de cada 10 electores todaví­a están indecisos, lo que augura un incierto desenlace que se juega esencialmente en el centenar de circunscripciones que podrí­an cambiar de manos.

Clegg, el invitado sorpresa de estas elecciones, ha perdido un poco de fuelle en los compases finales de la campaña, pero podrí­a todaví­a desempeñar un papel crucial si se confirma el «hung parliament» (parlamento sin mayorí­a absoluta), que no se ha vuelto a producir desde 1974.

El joven lí­der LibDem, que aboga por un cambio a las «viejas polí­ticas» de los partidos que se alternan en el poder, también rechazó la idea del «voto útil», que le perjudicarí­a, y llamó a los electores a «votar con el corazón».

«En 24 horas podemos cambiar Gran Bretaña para siempre», dijo en un acto de campaña en Eastbourne (sur de Inglaterra). «Si lo que quieren es cambio, no dejen que nada ni nadie se interponga en su camino. Su voto puede ser sólo un voto pero puede ser el que haga la diferencia».

La incógnita sobre estos comicios a los que están convocados 44,2 millones de británicos empezará a resolverse el jueves a partir de las 22H00 locales (21H00 GMT), cuando cierren los colegios electorales y se publiquen los primeros sondeos a boca de urna con proyecciones de escaños, aunque es posible que haya que esperar para conocer el nombre del ganador.

CAMERON El favorito


David Cameron: lí­der de los «Tories» desde 2005, ha llevado a su partido a las puertas del poder tras 13 años de oposición con un conservadurismo «moderno y compasivo». A sus 43 años, el popular «Tony Blair de derecha» renovó la agenda conservadora, introduciendo nuevos temas como la ecologí­a, y prometió defender los servicios públicos fundamentales como la educación y la sanidad. Pero también denunció la omnipotencia del Estado y aboga por un drástico recorte inmediato del gasto público. Su amplia ventaja en los sondeos (más de 20 puntos en 2009) se redujo progresivamente, y sufrió durante la campaña la emergencia de Nick Clegg. De origen aristocrático, entró a trabajar con los «Tories» al salir de la Universidad de Oxford en 1998, fue durante un tiempo asesor del primer ministro John Major y luego director de comunicación en el grupo de medios privado Carlton. Es diputado de Witney, cerca de Oxford (centro), desde 2001. Su esposa Samantha, directora creativa de una empresa de papelerí­a de lujo, ha estado muy presente en la campaña

BROWN El saliente


Gordon Brown: el primer ministro heredó un partido desgastado por el poder cuando sucedió en 2007 a Tony Blair sin pasar por las urnas. Respetado por su seriedad y su dominio de los temas, paga su falta de dotes comunicativas. Impopular, amenazado de un golpe en su propio partido, retrasado en los sondeos, acumula las desventajas. Este escocés de 59 años cometió durante la campaña un sonado patinazo cuando trató de «sectaria» a una viuda, olvidando que llevaba un micrófono. Para sus detractores, este episodio ilustra su carácter irascible, expuesto en un libro reciente. Hijo de un pastor presbiteriano, Brown entró joven en polí­tica. Elegido diputado en 1983, trabó amistad con Blair. Cuando los laboristas llegaron al poder en 1997, obtuvo la cartera de Finanzas. Le atribuyeron entonces el fuerte crecimiento del paí­s. Convertido en primer ministro, cometió un error al renunciar en 2007 a convocar elecciones anticipadas. Su gestión de la crisis fue elogiada en el extranjero, pero no bastó para recuperar su popularidad en Gran Bretaña. Sarah, su esposa, ha tratado de «humanizar» la imagen del inquilino de Downing Street.

CLEGG El invitado


Nick Clegg: en sólo semanas, se convirtió a los 43 años en el polí­tico más popular del Reino Unido gracias a los primeros debates televisados inéditos. Sus rivales lo critican por haber roto el molde tradicional del bipartidismo, aunque también lo cortejan ante la perspectiva de un eventual gobierno de coalición. Buen orador, ha puesto al mismo nivel a los «dos viejos» partidos, el Laborista y el Conservador, presentándose como el abanderado del cambio, y prometiendo una reforma profunda. Este europeí­sta, polí­glota –habla también holandés, alemán, francés y español– y ateo no ha dudado en defender sus posiciones más polémicas, en particular sobre la Unión Europea y la inmigración. Férreo defensor de las libertades civiles, empezó a trabajar en 1996 en el equipo del Comisario Europeo de Comercio Leon Brittan, antes de ser elegido diputado europeo en 1999. Desde 2005 representa en Westminster a la circunscripción de Sheffield Hallam (nord). Asumió las riendas de los Lib Dems en 2007. Está casado con Miriam González Durántez, una abogada española especialista en Comercio, con quien tiene tres hijos.