Los habitantes de Nueva York enfrentaban este miércoles medidas de seguridad más duras y visibles mientras el arresto del sospechoso del atentado fallido del sábado en Times Square y el avance de la investigación mantenían a la ciudad en vilo.
«Siempre debemos estar atentos porque a los ojos de un terrorista, Nueva York es Estados Unidos y ellos quieren matarnos», dijo el martes el comisionado de la policía Raymond Kelly, en momentos en que el presunto autor del atentado enfrentaba cargos de terrorismo internacional.
En el sistema de metro, la policía revisaba las bolsas de los pasajeros que ingresaban en algunas estaciones. También se movilizaron más oficiales de lo común en la explanada del One Police Plaza, el cuartel de policía de la ciudad, a unas cuadras de la corte federal.
El sospechoso, Faisal Shahzad, de 30 años, presuntamente condujo un Nissan SUV llevando una bomba enorme pero defectuosa hacia el barrio más concurrido de Nueva York, el sábado, cuando miles de personas asistían a los teatros y a otras atracciones turísticas.
Fue arrestado en una dramática escena en el aeropuerto John F. Kennedy poco antes de la medianoche, cuando su vuelo de Emirates Airlines se disponía a despegar con destino a Dubai.
El arresto sucedió 53 horas después de que la policía encontrara una bomba literalmente quemándose en la camioneta estacionada frente a un teatro donde se representaba el musical «The Lion King». El distrito de Times Square fue evacuado al tiempo que se desataba la caza del hombre.
El martes, Shahzad fue sometido a un interrogatorio sobre presuntos vínculos de la conspiración hasta Pakistán. Los cargos criminales sostienen que Shahzad asistió antes del ataque a un «entrenamiento de fabricación de bombas» en la región paquistaní de Waziristán.
El fiscal general Eric Holder dijo que Shahzad, naturalizado estadounidense, había admitido su participación en el intento de atentado.
Sin embargo Shahzad, nacido en Pakistán y nacionalizado estadounidense el año pasado, no compareció ante el juez como se esperaba. Tampoco ha presentado una declaración, y no ha habido una razón oficial para la demora.
La demanda criminal de diez páginas presentada el martes acusa a este residente del estado de Connecticut de tratar de «usar un arma de destrucción masiva» para matar en el concurrido centro de Nueva York.
También enfrenta otros cuatro cargos: intento de matar en Estados Unidos a través del terrorismo internacional, transporte de un aparato de destrucción, transporte de explosivos e intento de destrucción de un edificio. Si es condenado podría ser sentenciado a cadena perpetua.
Uno de los aspectos más serios del caso, según las autoridades, son los posibles vínculos entre la presunta conspiración de Shahzad y militantes islámicos en su tierra natal de Pakistán.
En Karachi, responsables de seguridad dijeron que habían detenido a dos personas que fueron llamadas desde el teléfono de Shahzad.
Un funcionario paquistaní, en declaraciones bajo anonimato, dijo que estas dos personas eran parientes del sospechoso de Nueva York, aunque no estaban acusadas de tener vínculos directos con el incidente del coche bomba.
Según la demanda criminal, Shahzad admitió «luego de su arresto que había recibido entrenamiento de fabricación de bombas en Waziristán, Pakistán».
La presunta visita al bastión de Al Qaeda y de los talibanes habría ocurrido durante un viaje de cinco meses que según la querella Shahzad realizó a Pakistán, tras el cual regresó con su mujer el tres de febrero.
Nueva York ha estado en vigilancia permanente desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 que destruyeron el World Trade Center, causando la muerte de casi 3.000 personas.
Hasta el momento, el único grupo que se atribuyó responsabilidad en el atentado fallido es el grupo militante paquistaní Tehreek-e-talibán, pero las autoridades de Estados Unidos no han dado crédito a esa afirmación.