En una vorágine de emociones


La actriz nicaragí¼ense Alma Blanco, protagonista de La Yuma. FOTO LA HORA: AFP Elmer MARTINEZ

La actriz nicaragí¼ense Alma Blanco, protagonista de «La Yuma», la primera pelí­cula nicaragí¼ense, vive una vorágine de emociones «inesperadas» por el éxito alcanzado por la cinta, ganadora de varios premios internacionales.


Con cuatro premios de Mejor Actriz en festivales internacionales de cine en Francia, Málaga (España), Guadalajara (México) y Cartagena (Colombia), Blanco aún no se cree una actriz, aunque no oculta que le gustarí­a tener ofertas para una próxima actuación.

«No soy actriz. Sigo siendo una muchacha de barrio, aunque vivo en Italia», aclaró esta mujer de 32 años, que creció en un barrio del oeste de Managua y de niña era bailarina de danza contemporánea, la que aún practica.

La cinta, de 35 mm y un costo de solo medio millón de dólares, es una «ficción muy real» sobre Nicaragua, donde la mayorí­a de actores no son profesionales, sino gente que se representa a sí­ mismo en la pelí­cula, dijo su directora, la francesa Florence Jaugey, que reside hace 20 años en Nicaragua.

La tranquila vida de profesora de danza en Italia de Blanco de pronto se ha visto desbordada por el inesperado éxito de la pelí­cula, al igual que para Jaugey, que ha atrasado otros proyectos futuros para sacar adelante una cinta que le llevó diez años por la falta de recursos en el paí­s.

Ambas mujeres tienen por delante año y medio de viajes por varios paí­ses, de Europa principalmente, para promocionar y preparar su lanzamiento, el que se hará por primera vez en los cines de Managua, el 6 de mayo.

En septiembre se presentará comercialmente en cines de Francia y también en el Teatro Walter Reade del Lincoln Center, en Nueva York.

En la pelí­cula, «La Yuma» quiere ser boxeadora. En su barrio pobre, los pandilleros luchan por el control de la calle. En su hogar, el desamor es la regla. El ring, la energí­a y la agilidad de sus pies y manos, son los sueños y opciones que le quedan.

Blanco dejó su cómoda vida en Italia, donde reside hace seis años, para meterse en el personaje de «La Yuma», lo que implicó sesiones de entrenamiento de muchas horas por el ex boxeador y entrenador Guillermo «polvorita» Martí­nez, quien es parte de la pelí­cula.

«Logré compenetrarme con La Yuma porque yo de chavala era muy rebelde, de opiniones fuertes, sigo siendo como La Yuma, «arrecha» (decidida)», dice entre risas Blanco, quien se llevó uno que otro golpe real durante el rodaje.

Las rivales de «La Yuma» «son verdadera boxeadoras, son campeonas centroamericanas y aparecen en la cinta con sus verdaderos nombres de combate y fueron muy cómplices y aliadas con «Almita», si no la dejaban hecha paste (agotada)», comentó Jaugey.

«Yo sí­ me desquite con uno de los actores (…), me metí­ demasiado en el papel, que le dejé ir un golpe y la escena fue tan real que no se volvió a repetir. ¡Perfecta! dijo Florence y el pobre se levantó mareado», relató la actriz.

Una escena de una persecución policial se hizo con policí­as reales y un verdadero autopatrulla, con soldados que hací­an de extras y la maquilladora debí­a ingeniárselas para cubrir el corte de pelo militar de sus cabezas, recordaron Blanco y Jaugey, entre risas.