Xenofobia y discriminación racial en Estados Unidos


Hay alarma por la aprobación de la ley antiinmigrante en Arizona, que muestra la actitud de los republicanos de oponerse a la reforma migratoria justa y humana que ofrecen los demócratas. No solamente muestra al desnudo la xenofobia y discriminación racial de sectores ultraconservadores del paí­s, caracterizados como nazis por el cardenal Roger Mahoney de California, sino el compromiso de ciertos polí­ticos, como el senador McCain y la ex gobernadora Palin, con grupos que se asemejan al tristemente famoso Ku Flux Klan.

Ing. Raúl Molina Mejía
rmolina20@hotmail.com

La Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG), ante el embate de sectores ultraconservadores, propuso a la Comisión Coordinadora Guatemalteca pro Reforma Migratoria (CCG) dirigir una carta al presidente Obama para señalar la urgente necesidad de la reforma migratoria y acciones inmediatas para prevenir la persecución de los inmigrantes indocumentados. Se reconoce la respuesta firme del presidente Obama al condenar las acciones en Arizona; pero es indispensable pasar de la condena a la acción.

El presidente Obama, ví­a el Fiscal General, debe proceder de inmediato a desafiar la ley en las Cortes, demostrando su ilegalidad e inconstitucionalidad. Debe demostrarse que el «perfil racial» para el arresto viola el criterio de igualdad ante la ley, contenido en la Constitución de los Estados Unidos. Pero el Presidente puede hacer aún más: tomar la decisión ejecutiva de conceder protección temporal de un año a los inmigrantes indocumentados en Arizona y, mucho mejor, a todos los indocumentados que a la fecha se encuentren en Estados Unidos. Y como mí­nimo, para enviar un mensaje positivo a la nación y frenar a los republicanos, Obama debiese declarar una moratoria inmediata de las deportaciones y el final de las redadas.

También nosotros en nuestros paí­ses debemos pasar a la acción. A nivel de Poder Ejecutivo, el Gobierno de Guatemala debiese cortar, en tanto se mantenga la ley, todas sus relaciones comerciales y turí­sticas con Arizona e instar a otros gobiernos latinoamericanos a hacer lo mismo. A nivel legislativo, el Congreso de la República y el Parlamento Centroamericano debiesen declarar non gratos a todos los polí­ticos y personajes de los Estados Unidos que actúen de manera xenofóbica o aprueben leyes y normas antiinmigrantes. Esa declaración debe implicar la negación de ingreso a nuestros paí­ses.

A los inmigrantes y aliados nos corresponde procurar la expulsión por la ví­a de las elecciones de los congresistas y gobernadores antiinmigrantes. En las elecciones de noviembre de este año, debe realizarse una campaña intensa y sostenida para lograr los cambios necesarios, porque existen altas probabilidades de que la reforma migratoria quede en manos del próximo Congreso, que se iniciará en enero de 2011, el cual debe ser de mayorí­a demócrata, para evitar la obstinada oposición republicana.

Finalmente, los inmigrantes que tengamos documentos debemos procurar la plena ciudadaní­a, para participar con todos los derechos en los procesos polí­ticos de los Estados Unidos. Los cambios en este paí­s son necesarios e impostergables, para que esta nación pueda ejercer algún liderazgo en la humanización del mundo contemporáneo. Nosotros podemos y debemos contribuir a ello.