Netanyahu trata de poner freno al extremismo del Likud


Benjamí­n Netanyahu, primer ministro israelí­, a su salida con la cúpula del Likud. FOTO LA HORA: AFP JACK GUEZ

El primer ministro israelí­ Benjamin Netanyahu se enfrenta con las corrientes extremistas más favorables a la colonización de los territorios palestinos, con motivo de una voto «técnico» que se lleva a cabo este jueves en el comité central de su partido, el Likud.


En la práctica, el primer ministro espera que se vote una enmienda a la carta del Likud, que permitirí­a postergar en 20 meses las elecciones internas para los cargos claves en las instituciones del partido, elecciones que debí­an celebrarse inicialmente en mayo.

Mediante esta argucia, Netanyahu piensa evitar un auge de la corriente ultranacionalista en el seno del Likud, representada por Moshé Feiglin y por los ministros y diputados «duros», que sospechan quiere hacer concesiones a los palestinos bajo la presión del presidente estadounidense Barack Obama.

La votación comenzó a las 10H00 locales (07H00 GMT) en 32 oficinas y deberí­a terminar a las 22H00 locales (19H00 GMT). Los resultados deben ser publicados en la noche del jueves al viernes.

Netanyahu se ha implicado personalmente en esta votación que se anuncia muy difí­cil, participando en los últimos dí­as en media docena de mitines de los miembros del comité central del Likud.

Obtener los dos tercios de los votos que necesita para ganar «constituye una misión casi imposible, será muy, muy duro» reconoció Netanyahu, quien, según la prensa, no está seguro de ganar.

Para uno de los analistas de la televisión «al implicarse a fondo en esta votación, el primer ministro se dejó arrastrar por la histeria como si su poder estuviese en juego, lo que no es el caso. Así­ le ofreció un trampolí­n inesperado a Moshe Freiglin».

Por su lado, Hanan Crystal, comentarista de la radio pública, estimó que Netanyahu puede esperar ganar sólo si la participación es elevada, pues sus adversarios pueden contar con unos 500 votos del comité central.

Moshé Feiglin se ha convertido en el «enemigo declarado» de Netanyahu.

Este colono religioso de 48 años, ex activista de ultraderecha, que estuvo preso seis meses por «rebelión contra el Estado» y ferviente partidario del Gran Israel, entró al Likud para infiltrarlo.

Hace ocho años, Freiglin consiguió ser elegido en el seno del comité central con 200 de sus partidarios.

Esta polí­tica fue un éxito pues, con su «Movimiento por un liderazgo judí­o», obtuvo una cuarta parte de los sufragios frente a Benjamin Netanyahu en las primarias del Likud de 2006 para designar al jefe del partido.

Feiglin, calificado por Benjamin Netanyahu como «cuerpo ajeno al Likud» no es el único opositor a la lí­nea del Primer ministro israelí­.

Caudillos dentro del partido, como Sylvan Shalom, viceprimer ministro, que no se pronunció públicamente sobre este sufragio, y diputados del ala derecha del Likud, como Danny Danon, podrí­an aprovechar la votación en el comité central para reducir el margen de maniobra del jefe del gobierno.

Estos «duros» critican a Netanyahu por haber sido el primer lí­der del Likud en aceptar la idea del Estado palestino y haber decretado una suspensión provisional de la construcción de viviendas en las colonias de Cisjordania.

También sospechan que estarí­a dispuesto a hacer «un gesto» sobre Jerusalén Este -anexado por Israel en 1967 -para dar gusto a Barack Obama, suspendiendo las obras en la parte árabe de la Ciudad Santa, donde los palestinos quieren instalar la capital de su futuro Estado.