Pobreza, medios de comunicación, gobernantes


La ciudadaní­a se agita y se contrae porque todo sigue igual que ayer, la impunidad sigue su curso, muertes por aquí­, muertes por allá, asaltos y violaciones a la libertad de Prensa con disfrazadas intimidaciones, corrupción en casi la totalidad de instituciones gobiernistas y nadie puede hacer nada para detener esta descomposición social que nos enfrentará a todos al final.

Jesús Alvizures, A-1-606839

Las palabras y ofrecimientos de seguridad se pierden en la nada, todo es falacia, no hay pantalones para enfrentar a estas olas de criminalidad que están acabando con los seres humanos, hombres, mujeres y niños caen dí­a a dí­a y no se encuentra a los culpables, todo queda empantanado en los entes encargados de aplicar la justicia, hemos vuelto a la edad de los caverní­colas cuando se dice que se comí­an los unos a los otros pero, existí­a la ignorancia, no la maldad que hoy con conocimiento de causa extingue de creación humana de DIOS.

El pueblo anhela a los mandatarios de temple y aplomo, como un Jorge Ubico dictador pero honrado y con seguridad al pueblo, un Enrique Peralta Azurdia, que en el corto periodo que fungió como mandatario erradicó la violencia, los asaltos y robos e hizo a la ciudadaní­a en malos pasos respetar las fuerzas civiles y militares.

En los despilfarros, desfalcos millonarios también se anhela un Juan José Arévalo Bermejo, que dio muchos beneficios al pueblo sin meter la mano corrupta, un Jacobo Arbenz Guzmán, que procuró y trabajó para dar a los desposeí­dos una vida digna para ellos y sus hijos, les otorgó tierras y ayudas económicas para el desenvolvimiento agrí­cola, la Ley Agraria es dotar de tierras al campesinado con bienes del Estado y no es comunismo como se aseveró en aquellos tiempos, por fuerzas intervencionistas de capitales extranjeros, el soldado del pueblo fue acusado de comunista y derrocado por recuperar los bienes de la nación.

En estos tiempos también hubo unos que a la sombra de los acontecimientos abusaron, queriendo tomar las cosas por la fuerza, acusaban a sus enemigos de terratenientes a la caí­da del Gobierno arbencista, los otros eran acusados de comunistas, cada quien lo hizo en su momento, sobrepasando los lí­mites de la mentira sobre la verdad.

Mas quien dirí­a en ese entonces que vendrí­an otros gobernantes a piñatizar esos activos que le daban vida económica a los ciudadanos GUATEMALTECOS y ahora estamos en la calle despojados de todos los bienes del pueblo, entregados o más bien dicho regalados por unos miserables dólares en su aparente legalidad con el pretexto de la globalización que dio paso a la privatización y modernización del Estado, juego de malabarismo en el cual muchos llenaron sus cuentas bancarias y ahora son los millonarios del milenio, mientras en la capital, en las áreas marginales y caserí­os del paí­s hay desempleo, hambre y desnutrición de niños y adultos, con más fuerza en los llamados corredores secos afectados también por el cambio climático, calentamiento global de la Tierra.