Los mejores especialistas en informática tratan de prever la evolución de los conflictos en un mundo cada vez más dependiente de internet, en un laboratorio ultrasecreto de la OTAN en Tallin, la capital de Estonia.
Si bien descartan los escenarios de un desastre planetario, los expertos advierten que los cyberataques estarán bien en la panoplia guerrera de un conflicto en el futuro.
Esta célula muy sofisticada, llamada en el lenguaje de la OTAN Centro de excelencia para la cyberdefensa en cooperación (CCDCOE, Cooperative Cyber Defence Centre of Excellence), tiene su sede en Tallin, capital de Estonia, país llamado ahora «E-Stonia» por su avance en las tecnologías de internet.
«Hemos ido más lejos en el cyberespacio que lo que la ciencia ficción pudo imaginar», declaró Ilmar Tamm, coronel estoniano jefe de la célula.
Esta se ubica en un inmueble que data de 1905, donde trabajan expertos militares en comunicaciones desde los tiempos del telégrafo y de las palomas mensajeras.
Varias decenas de especialista prevén allí «un quinto campo de batalla» contra un adversario potencial, después de la tierra, el mar, el aire y el espacio.
«La complejidad y lo múltiple del dominio hacen un problema difícil de resolver, pero ofrecen una zona gris ideal para individuos malintencionados», explica el coronel Tamm.
«Muchos estados han comprendido que esto puede ser un arma. No podemos ignorarlo ni ser negligentes sobre su futuro impacto», agregó.
«No soy lo bastante ingenuo para pensar que las armas convencionales desaparecerán un día pero podemos imaginar una sinergía», comentó.
Estonia, miembro de la OTAN desde 2004, tuvo una experiencia amarga en 2007. Este pequeño país báltico de 1,3 millones de habitantes, uno de los más informatizados del mundo, fue objeto de cyberataques masivos, paralizando durante varios días los portales de la administración y de las sociedades.
«Evidentemente era el comienzo de una nueva era», afirmó a la AFP el ministro estoniano de la Defensa, Jaak Aaviksoo.
Esos ataques «presentaban todas las características de un crimen informático que a término, amenazó la seguridad nacional. Era un cambio cualitativo que provocó una descarga en muchos espíritus», agregó.
Esos ataques se produjeron después del desplazamiento del Tallin de un monumento controvertido a la gloria del Ejército Rojo, erigido después de la Segunda Guerra Mundial.
Moscú, con el que Estonia, desde que volvió a la independencia en 1991, mantiene tensas relaciones, no ocultó su malestar.
Tallin afirmó que los cyberataques provenían de operadores oficiales rusos, lo que Moscú desmintió terminantemente.
Un ejemplo más reciente, destacó Aaviksoo, es un ataque de hackers contra portales georgianos, en 2008, en el momento del conflicto armado entre Georgia y Rusia.
«La cyberseguridad, la cyberdefensa y la cyberofensiva existen, es un hecho», constató el ministro estoniano.
Recientemente hubo investigadores canadienses que afirmaron que una red informática con sede en China había robado secretos militares indios, ingresado en las oficinas del Dalai Lama y atacado ordenadores a través del mundo.
Un equipo de la Universidad de Toronto siguió estos ataques, proveniente según éste de operadores de Chengdu en China, pero no pudo identificar a los culpables.
Pekín rechazó estas revelaciones, si bien tienen base en Chengdu unidades de comunicaciones de inteligencia militar chinas.