Brasil pide a Irán que dé garantías de que su programa nuclear carece de fines militares y está dispuesto a examinar un canje eventual de uranio iraní en su territorio, dijo hoy en Teherán el canciller brasileño Celso Amorim, que pidió «flexibilidad» a todas las partes.
«Irán debe poder llevar a cabo actividades nucleares pacíficas pero la comunidad internacional debe tener garantías de que no violan (las reglas internacionales) y de que no se desvían para fines militares», declaró Amorim en una conferencia de prensa en su segundo día de visita a la República Islámica.
«Hay a veces dudas, Brasil afirma que hay que eliminar todas estas ambigí¼edades», añadió.
Además el canciller exhortó a Irán y a las grandes potencias a cargo del expediente nuclear iraní (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania) a ser flexibles para llegar a un arreglo sobre un canje de combustible.
«Concedemos gran importancia al intercambio de uranio. Esperamos que se llegue un acuerdo. Es un acuerdo importante que permitirá generar confianza (…) pero como en toda negociación, todas las partes deben ser flexibles», señaló.
Brasil es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, que probablemente deberá pronunciase próximamente sobre nuevas sanciones contra Irán, sospechoso de intentar dotarse de la bomba atómica.
Las autoridades de la República Islámica aseguran por el contrario que su programa nuclear persigue objetivos exclusivamente civiles y que precisan el uranio para un reactor de investigación médica de Teherán.
Cuatro de los cinco miembros permanentes del Consejo (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) apoyan la imposición de más sanciones a Irán, en tanto que China, primer socio comercial y aliado político del régimen de Teherán, preconiza el diálogo.
Brasil también aboga por la negociación, al igual que Turquía, que ocupa actualmente otro de los diez asientos de miembros no permanentes.
El coloso sudamericano, que libra desde hace tiempo una ofensiva diplomática para conseguir un asiento permanente en el Consejo, señala además que está dispuesto a desempeñar un papel protagónico en la solución de esta crisis.
«Queremos una solución para salir del estancamiento. Brasil quiere tener su papel», recalcó el jefe de la diplomacia.
Amorim reiteró que las sanciones serían estériles y dijo, en declaraciones a la agencia iraní Irna, que para evitar a ese extremo el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva está dispuesto a estudiar un canje de uranio iraní en el territorio de Brasil, aunque aclaró que por ahora nadie ha hecho ese pedido.
«Buscamos un medio para impedir las sanciones contra Irán. Pensamos que las sanciones no serían eficaces y sólo afectarían a la población y en particular a las clases desfavorecidas», subrayó.
Pero los países occidentales quieren que el Consejo decrete nuevas sanciones contra Irán, que en febrero empezó a producir uranio enriquecido al 20%.
Previamente, había rechazado una propuesta de la AIEA, la agencia nuclear de la ONU, de entregar, como prueba de buena voluntad, la mayor parte de su uranio enriquecido al 3,5% para transformarlo, en Rusia y en Francia, en el combustible nuclear que dice necesitar.
Desde su llegada el lunes a Irán, Amorim se reunió con su homólogo Manuchehr Mottaki, con el negociador iraní sobre temas nucleares, Said Jalili, y con el presidente del Parlamento, Alí Larijani.
Será recibido además por el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien visitó Brasil en noviembre pasado.
El presidente Lula efectuará a su vez una visita a Irán los próximos 16 y 17 de mayo.