«Caminante no hay camino, se hace camino al andar»
Joan Manuel Serrat
Tuve la oportunidad de ver un análisis y propuestas sobre la corrupción de las instituciones públicas en España, Basilio Baltasar confiesa su profunda decepción y náusea, y se pregunta si será una condena para la sociedad, sensación que sentí como propia, y la de millones de guatemaltecos, por lo que tomé algunos apuntes que me parecieron interesantes, y me permito hacer la comparación con el caso Guatemala.
licgla@yahoo.es
Baltasar enfoca cuatro elementos para su análisis sobre el tema de la corrupción: el jurídico, el psicológico, el económico y el filosófico.
Principia por el jurídico y le pregunta a Gregorio Peces Barba, su percepción sobre la corrupción, el maestro centra el problema en el sistema de justicia, propone darle más importancia en los estudios a la ética pública, ejemplifica cómo los jueces al juzgar al delincuente común, lo condenan igual que a un personaje acusado de corrupción, por lo que se está enviando un mal mensaje a la sociedad.
Explica que la corrupción se debe en parte a cómo se integra el Consejo Judicial, en España, porque sus miembros son electos por los jueces, lo que los convierte en dependientes de determinados grupos, propone trasladar esta función al Senado. El problema de la corrupción en la justicia la atribuye también a la injerencia de los partidos políticos que apoyan a personajes cuya inmoralidad es pública. Propone que se mantenga una ética privada y una pública, cree que debe introducirse la moralidad pública en la política, porque los juzgadores no juzgan igual a los de su grupo, como a los que son de otro grupo.
En Guatemala, estamos viviendo momentos parecidos, desde hace años, a diferencia de los españoles, es el Congreso quien elige a los Magistrados, y no necesariamente ha sido la solución a nuestros problemas de falta de justicia o de notoria falta de integridad personal de algunos jueces y magistrados, se puede deducir que el cambio de sistema de selección de jueces y magistrados no sea la solución, pero es importante el énfasis que hace en la ética pública y privada, y la importancia del reconocimiento y exigencias de las mismas a los funcionarios judiciales, ¿será posible en Guatemala lograr esa exigencia tan esperada? Estamos dando pasos para lograrlo, aunque en el camino se han cometido injusticias imperdonables.
Posteriormente se adentra al plano psicológico, entrevista a José Lázaro, profesor de Humanidades Médicas, él analiza toda la función pública. Menciona que todos los casos de corrupción son diferentes, y que no todas las personas llegan a las instituciones corruptas, pero es interesante observar cómo la persona cambia sus valores. En psicología social, menciona un fenómeno llamado pendiente resbaladiza en escalada, que se lleva a cabo cuando un funcionario/a se niega a realizar un acto de corrupción, pero no ve problema en hacer algo no correcto, el personaje gradualmente va modificando sus actuaciones hasta llegar a realizar el acto de corrupción que anteriormente no había aceptado, y no le importa.
Se convierte en una persona indiferente a la vergí¼enza, porque su grupo lo apoya, y aunque los otros grupos no estén de acuerdo y le critiquen, lo más importante es que su grupo lo apruebe.
Según él existe una tradición histórica que ha llevado a los españoles a actuar de esa forma, y es su larga historia de autoritarismo, mientras los demás países de Europa ya vivían en democracia, ellos no, por lo que existe la concepción de hacer las cosas, porque les ordenan, porque se sienten vigilados.
En Guatemala, después de 36 años de lucha armada en la que todos fuimos o nos sentimos vigilados, el baño de sangre que vivimos nos hizo temerosos, y les trasladamos ese temor traducido en obediencia a las demás generaciones. Por ese motivo un empleado obedece órdenes que sabe son ilícitas por temor, esta herencia negativa no les permite denunciar estos hechos, y los hace cómplices. Por lo que la corrupción campea en casi todas las instituciones del Estado, en mayor o menor cantidad.
Las personas corruptas, asegura Lázaro, buscan mecanismos de conciencia para no asumir que sus actos son delitos, y buscan argumentos para justificarse, no así a los demás.
Menciona también la hipocresía social, que se traduce en dar un mensaje al público, que no concuerda con la vida privada del funcionario/a, lo que incide en una continua aseveración interna de que sus actos son buenos, porque son aceptados por su grupo, que no necesariamente es el familiar.
Baltasar pregunta si se trata de una dolencia o un mal endémico, a lo que el profesor Lázaro responde que hay que analizar el contexto histórico y geográfico de cada lugar, y tomar en cuenta las conductas humanas como la soberbia, la codicia y la ambición, que tienen más pronunciadas algunas sociedades.
La fórmula que propone para atacar este mal, es la reflexión por parte de los que enseñan, y forman, promoviendo la educación y análisis de los problemas que afectan a la sociedad frente a los dogmas de los intereses de grupo.
Todo lo que Lázaro menciona es propio de los países que sufrieron un conflicto armado interno.
Nos hemos acostumbrado a la hipocresía social, y la aceptamos, por lo que funcionarios/as mandan un mensaje a la ciudadanía, pero su vida privada es totalmente diferente, es criticado severamente si no es del grupo, pero si lo es nadie dice nada, pero ¿a quién estamos castigando? A la sociedad en general, por lo que debemos luchar por el cambio, y está en manos de todos, como padres, maestros, profesionales, trabajadores, políticos, funcionarios, empresarios. Concuerdo con el mensaje del licenciado Oscar Clemente Marroquín, creo que tenemos bastante responsabilidad social, y material, quitándonos cualquier tipo de investidura, subámonos al mismo barco, el cambio está en nuestras manos, pero tenemos miedo a principiar el camino, demos el primer paso. Continuará