Como era de esperarse, determinados grupos de la sociedad guatemalteca se pronunciaron en diferentes medios de comunicación, modos y circunstancias respecto al procedimiento de selección de candidatos para ocupar el cargo de Fiscal General de la República de Guatemala.
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La variopinta gama de personas particulares y otras más que en representación de asociaciones, fundaciones, ONG, entidades pro derechos de cualquier cosa, movimientos emergentes, movimientos sin movimiento y/o grupúsculos de presión conocidos y desconocidos, interpusieron denuncias en forma directa, indirecta o a nivel de elucubraciones públicas en contra de los participantes en dicha selección.
Irresponsable es señalar, tachar y/o tildar a determinadas personas de cometer conductas profesionales fuera de ley, en este caso a quienes participaron y participan en el proceso para ocupar el cargo de Fiscal General. Cuando no se cuenta con las pruebas necesarias para demostrar la tacha a determinados candidatos resulta inmoral hacerlo desde un punto de vista sesgado que responde a motivos como la envidia, rivalidad, rencores ocultos, insatisfacciones personales manifestadas en conductas defensivas yoicas del ser humano. Es natural y comprensible que uno de los profesionales que participaron en dicha contienda esté señalado con muy buen tino y con justa razón por haber sido el artífice ideológico de la mega privatización de los bienes nacionales durante el gobierno del señor ílvaro Arzú; y que a pesar de esa palanca no haya integrado la lista de los candidatos finalistas; otros porque en esa instancia les fue desvelada alguna conducta incorrecta y otros más porque en realidad hayan cometido faltas, delitos o conductas fuera de ley. En la mayoría de casos, las denuncias provocaron un manchón en el prestigio de los señalados porque se emitieron señalamientos negativos a priori, sin que los denunciados hubieren hecho uso del recurso de defensa que la Comisión Postuladora les proporcionó; durante el cual desvirtuaron y desvanecieron las denuncias en su contra. Pero… a golpe dado ya no hay quite; el daño está hecho con la mayor de las impunidades existentes; ante lo cual los denunciados podrían accionar en la vía penal al haber demostrado la falsedad de lo aseverado por sus denunciantes. Si no son abogados los denunciantes, ¿cómo critican en su profesión a los abogados que participan en el evento? ¿Poseen los denunciantes el privilegio de ser personas intachables al ciento por ciento? Entonces… ¿Con qué calidad ética y moral se atrevieron a denunciar? ¿Y ya que se autoerigen en la sociedad como personas u organizaciones honorabilísimas… ¿Por qué razón no participaron a nivel personal en este proceso para elección de fiscal? Al no haber guatemaltecos honorables, pues traigan entonces una camionada de extranjeros «honorables» que también dirijan la justicia en el país.