Los representantes de seis países reanudaron hoy en Pekín las negociaciones sobre la crisis nuclear en Corea del Norte a fin de convencer al régimen de Pyongyang de que adopte medidas concretas para desmantelar sus armas atómicas, indicaron fuentes chinas.
Los delegados de las dos Coreas, Estados Unidos, China, Japón y Rusia se reunieron a partir de las 15:15.
Después de haber efectuado un primer ensayo nuclear en octubre pasado, el régimen de Pyongyang regresó en diciembre a la mesa de negociaciones, pero hasta ahora no se han obtenido progresos significativos.
Antes de la reanudación de las negociaciones de a seis el jueves, el negociador surcoreano, Chun Yung-woo, estimó que éstas se hallan «en una encrucijada».
De su lado, el jefe de la delegación estadounidense, Christopher Hill, negó haber concluido en enero un acuerdo con su homólogo norcoreano Kim Kye-Gwan, durante un encuentro en Berlín, para preparar el reinicio de las negociaciones, tal como lo afirmó hoy el diario japonés Asahi Shimbun.
Según el Asahi, que cita fuentes estadounidenses y norcoreanas, Pyongyang se comprometió entonces a cerrar su reactor nuclear de Yongbyon y a aceptar las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
A cambio, Estados Unidos se comprometió a entregar ayudas energéticas y humanitarias al Estado comunista, agregó el Asahi, que no dio detalles sobre el tipo de las ayudas previstas.
«No he conversado de ningún detalle de ese tipo durante mis consultas bilaterales con la RPDC (República Popular Democrática de Corea, nombre oficial de Corea del Norte)», declaró Hill.
«Pero pienso que es bien posible que esos temas sean abordados durante las negociaciones de a seis el fin de semana», agregó sin embargo.
Los participantes en las conversaciones, cuya última sesión tuvo lugar en la capital china en diciembre después de un año de suspensión, desean que Pyongyang aplique los compromisos de la declaración conjunta del 19 de septiembre de 2005.
Según este protocolo de acuerdo, Corea del Norte debe abandonar sus programas nucleares a cambio de garantías de seguridad, de una asistencia económica y de un mejoramiento de las relaciones bilaterales con Washington.
Dos meses después de haber suscrito esta declaración, Corea del Norte dio marcha atrás para protestar contra las sanciones financieras impuestas por Washington a un banco de Macao acusado de estar implicado en el tráfico de billetes falsos para Pyongyang.