Indefensos ante ola de asesinatos


Estudiantes lanzan flores a la tumba de Jorge Alberto Orellana, periodista televisivo y profesor universitario de comunicación, quien fue asesinado al salir del canal de televisión donde laboraba, en San Pedro Sula, Honduras. FOTO LA HORA: AFP Orlando SIERRA

Los periodistas hondureños están en total indefensión ante una ola de asesinatos que ya dejó ocho ví­ctimas en lo que va del año, los que pueden quedar impunes por la ineficacia de las instituciones del Estado, reconocieron funcionarios y activistas de derechos humanos.


El último de estos crí­menes ocurrió el martes pasado, cuando un desconocido le disparó un tiro en la cabeza al periodista Georgino Orellana tras salir del canal de televisión en que trabajaba en la ciudad norteña de San Pedro Sula.

Ninguno de estos asesinatos, que han sido condenados por entidades internacionales de prensa, ha sido esclarecido por las autoridades hondureñas.

El ministerio de Seguridad ofreció una recompensa equivalente a unos 13.000 dólares a quien proporcione información para dar con los asesinos de Orellana, en un paí­s que tiene una de las mayores tasas de homicidios en América Latina.

«Hemos venido sustentando, incluso en la embajada de Estados Unidos, que en Honduras se vive en un estado de total indefensión y de impunidad», expresó el sociólogo Osman López, presidente del no gubernamental Comité por la Libre Expresión.

El presidente Porfirio Lobo anunció ayer que ordenó a los cuerpos policiales «que agoten los medios necesarios» para esclarecer los asesinatos de los periodistas e informó que ha pedido ayuda extranjera para investigarlos, en particular a España, Colombia y Estados Unidos.

Por su parte, el ministro de Seguridad, Oscar Alvarez, aseguró que «de todos los casos que hemos visto, en ninguno nos ha dado ninguna señal de que haya un grupo organizado queriendo silenciar a los periodistas».

Sin embargo, defensores de los derechos humanos sospechan que tras los crí­menes están grupos que buscan silenciar a los periodistas, sin que las autoridades puedan garantizarles su seguridad.

«Aquí­ el problema es que el Estado no está garantizando la vida de nadie, inclusive de los periodistas, que pueden llegar a la autocensura por temor», añadió López.

El sociólogo destacó el caso de Manuel Palacios, asesinado el 14 de marzo en Tocoa (noreste), «que tení­a medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos», con sede en Washington, por haber sido amenazado por militares por defender al ex presidente Manuel Zelaya, derrocado en el golpe de Estado de junio de 2009.

En tanto, el presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras, Andrés Pavón, destacó que el presidente Lobo, quien asumió el gobierno en marzo pasado, «manifestó su polí­tica de respeto a los derechos humanos y a ser tolerante, por lo que se ve que (los crí­menes de periodistas) no son una polí­tica de Estado».

«Pero sí­ hay grupos que quieren tener el control de espacios polí­ticos y sus privilegios y grupos del crimen organizado que quieren atemorizar a los periodistas», agregó Pavón, un crí­tico del golpe de 2009 que derrocó a Zelaya.

«Se está viendo un Estado cautivo por el crimen organizado y se debe definir una polí­tica de Estado para reducir los riesgos de la criminalidad», subrayó el activista de derechos humanos.

El comisionado estatal de Derechos Humanos, Ramón Custodio, reconoció que «el gremio periodí­stico entero se ha convertido en un grupo vulnerable», mientras el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Elán Reyes, exhortó a sus colegas que «mantienen programas de opinión» tener «mayor cuidado», tal como el ministro Alvarez les aconsejó hace unas semanas.

«Hemos venido sustentando, incluso en la embajada de Estados Unidos, que en Honduras se vive en un estado de total indefensión y de impunidad.»

Osman López

Presidente del Comité por la Libre Expresión.