Mujeres y Objetivos del Milenio


Los Objetivos de Desarrollo del Milenio -ODM-, adoptados por los paí­ses del mundo en la Cumbre del Milenio en el 2000, representan la primera vez en que la comunidad internacional acuerda un conjunto común de metas básicas para el desarrollo en materia de pobreza, educación, género, mortalidad infantil, salud materna, enfermedades epidémicas, sostenibilidad del medio ambiente y financiación del desarrollo.

Ana Luisa Rivas

La igualdad entre los géneros es un derecho humano y es esencial para la consecución de los ODM. Se trata de un requisito indispensable para superar el hambre, la pobreza y las enfermedades. Igualdad entre los géneros implica igualdad en todos los niveles de la educación, en todos los ámbitos de trabajo, en el acceso equitativo a los recursos y en una representación igual en la vida pública y polí­tica.

Especí­ficamente, el tercer ODM que busca promover la igualdad de género y la autonomí­a de la mujer, señala como meta directriz la igualdad de género en el acceso a la educación en todo nivel para 2015, con énfasis en el acceso igualitario a la educación primaria y secundaria. Con este objetivo se busca aminorar la exclusión y discriminación a la que se ha visto enfrentada la mujer, que la ha obligado a participar soslayadamente en las principales actividades polí­ticas, económicas y sociales, en detrimento de sus libertades y desarrollo personal.

Para poder llegar a dicha meta, cuatro son los indicadores que deben ser analizados: «la relación niñas/niños en el sistema educativo», «la proporción de mujeres del total de empleados asalariados del sector no agrí­cola», «el porcentaje de remuneración media de las mujeres respecto de los hombres» y «la proporción de puestos ocupados por mujeres en el parlamento nacional»; los cuales deben ser complementados con indicadores en relación a salud y violencia, entre otros.

Para avanzar en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, debemos partir de la premisa que ninguna mujer debe morir como consecuencia del alumbramiento de un bebé, que se deben controlar las enfermedades mortales y que todas las naciones deben compartir de forma más equitativa los beneficios del progreso. Que las niñas tengan oportunidades de educación en todos los niveles, que las mujeres reciban igual remuneración que los hombres y que se reduzcan las brechas -visibles e invisibles- para su participación, en igualdad de condiciones para la toma de decisiones.

En Guatemala se evidencia una lenta evolución en la participación polí­tica de las mujeres, a pesar de los esfuerzos realizados, sobre todo por organizaciones de mujeres. De acuerdo a datos de la Iniciativa Más Mujeres, Mejor Polí­tica, tan sólo 12% de los espacios en el Congreso son ocupados por mujeres y solamente el 0.6% de mujeres son alcaldesas.

Es responsabilidad del paí­s promover una mayor participación polí­tica de las mujeres y que ésta no sólo sea cuantitativa, sino que esté acompañada de procesos que les permitan ejercer sus derechos ciudadanos y actuar en las esferas públicas. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio es necesario el desarrollo y la participación polí­tica de las mujeres. masmujeresmejorpolitica@gmail.com