Amenaza de Al Qaeda no se extingue


Un soldado iraquí­ custodia el sitio donde fueron encontrados los cuerpos de los lí­deres de Al Qaeda en ese paí­s. FOTO LA HORA: AFP MAHMUD SALEH

El anuncio de la muerte de los dos jefes de Al Qaeda en Irak es un golpe duro para la red, pero según los expertos, la violencia podrí­a persistir mientras no se elimine a los mandos intermedios.


El jefe polí­tico de Al Qaeda en Irak, Abu Omar al Bagdadi, y su jefe militar, Abu Ayub al Masri, que según Bagdad se mantení­an en contacto con Osama bin Laden, murieron el domingo en una operación conjunta de las fuerzas iraquí­es y estadounidenses cerca de Tikrit, ciudad de origen del ex dictador Saddam Hussein, al norte de la capital.

El general Ray Odierno, comandante en jefe de las fuerzas norteamericanas en Irak, confió que las muertes de ambos responsables llegan tras una serie de acciones comunes «en los últimos meses, que golpearon a Al Qaeda».

Dichas operaciones ilustran la mejor coordinación entre las fuerzas estadounidenses e iraquí­es, pero aún queda mucho por hacer, considera Brian Fishman, experto en lucha antiterrorista de la fundación «New America», en Washington.

«Está claro que los servicios de inteligencia estadounidenses e iraquí­es estaban bien informados, y esto tendrá un efecto importante sobre Al Qaeda en Irak», asegura.

«La muerte de Al Masri destruye un ví­nculo muy importante con el centro de Al Qaeda (Bin Laden), pero eso no significa que no haya otros», añade Fishman, autor del libro «Disfunción y declive: las lecciones del interior de Al Qaeda en Irak».

Las fuerzas estadounidenses aseguraron en todo momento que el egipcio Al Masri era el sucesor del jordano Abu Musab al Zarqaui, muerto en junio de 2006 en Irak y considerado hasta entonces como el jefe de la red en el paí­s mesopotámico.

En cuanto a la eliminación de Abu Omar al Bagdadi, Fishman se mostró dubitativo, y recordó que las autoridades iraquí­es ya anunciaron su muerte en otras ocasiones.

«Necesito tener más detalles sobre Bagdadi (…) Por el momento soy escéptico», dice.

Para Charles Heyman, analista militar basado en Gran Bretaña, estas muertes demuestran que los militares iraquí­es y estadounidenses trabajan mejor juntos, pero no que la insurrección haya muerto.

«Hay que preguntarse si, tras la eliminación de los jefes, hay otros que puedan remplazarlos», explica.

«En las organizaciones terroristas, hay que mirar siempre a los mandos medios, porque una acción como la del domingo crea un vací­o que otras personas pueden colmatar», comenta.

Según él, «la única manera de juzgar la situación es analizar el nivel de violencia en el paí­s, y éste sigue siendo elevado».

La caza de dirigentes de Al Qaeda continuó este martes con el anuncio de la muerte del jefe militar en las provincias del norte, Ahmad al Obeidi, conocido como Abu Suheib, en una operación conjunta en Mosul.

Ahmad al Obeidi, oriundo de Hadhar (80 km al sureste de Mosul) es un ex oficial de inteligencia de la época de Saddam Hussein.

«La muerte de Al Masri destruye un ví­nculo muy importante con el centro de Al Qaeda (Bin Laden), pero eso no significa que no haya otros.»

Brian Fishman

Experto en lucha antiterrorista