Crece especulación sobre plan de paz


Una marcha árabe israelí­ se manifiesta a favor de los refugiados palestinos. FOTO LA HORA: AFP AHMAD GHARABLI

Los cí­rculos de la polí­tica exterior en Washington reverberan con especulaciones de que el presidente estadounidense, Barack Obama, intentará romper la parálisis entre israelí­es y palestinos con un plan de paz propio.


El debate está centrado sobre si las aparentemente estratégicamente ubicadas filtraciones en los diarios Washington Post y el New York Times este mes auguran una nueva aproximación o fueron para presionar a Israel o simplemente una señal de la impaciencia de Estados Unidos.

Lo que sí­ está claro, sin embargo, es que las perspectivas de cualquier nueva estrategia de Estados Unidos estarán minadas por la hostilidad entre las partes, que incluyen fricciones entre Washington y el gobierno israelí­ y divisiones entre polí­ticos palestinos.

Así­, el primer ministro israelí­, Bemjamin Netanyahu, tomó la delantera. «No creo que alguien, sea quien sea, pueda creer en serio que puede imponer la paz», dijo ayer en una entrevista al canal televisivo ABC. «La paz debe nacer de las diferentes partes que se sientan a negociar y resuelven sus desacuerdos», agregó el jefe del gobierno israelí­.

Obama ya muestra sí­ntomas reconocidos en presidentes estadounidenses con una larga exposición a Oriente Medio: frustración, irritación y una resignada determinación a seguir presionando después de recibir más reveses que logros en su primer año de gobierno.

«La verdad es que, en algunos de estos conflictos, Estados Unidos no puede imponer soluciones a menos que los participantes tengan la voluntad de quebrar los viejos patrones de antagonismo», dijo Obama la semana pasada. «A veces, daremos un paso hacia adelante y dos hacia atrás y habrá frustraciones», precisó el mandatario.

Pese a que nadie cree que un plan de Estados Unidos sea capaz de «imponer» una solución, algunos observadores se preguntan si un esfuerzo por hacer que las partes se ocupen de los «grandes asuntos» lograrí­a bajarle los decibelios a las actuales disputas sobre asuntos muy emotivos, como por ejemplo los asentamientos israelí­es en territorios palestinos ocupados.

Un nuevo plan parece atractivo, porque los esfuerzos de Washington hasta ahora se han empantanado en disputas sobre puntos periféricos a la paz.

Obama debió enfrentarse a una disputa pública con el primer ministro israelí­, Benjamin Netanyahu, sobre los asentamientos judí­os, ha sido minado por las divisiones polí­ticas entre los palestinos y falló en su presión a los paí­ses árabes para que ofrezcan incentivos a Israel.

La lógica detrás de un plan estadounidense sostiene que el futuro estatuto de Jerusalén -reclamada en parte o completamente por ambas partes como su futura capital- puede ser resuelto y ya no tendrí­an lugar aspectos irritantes en torno a la ciudad.

El plan de Obama probablemente esté basado en la visión expresada por el presidente Bill Clinton poco antes de dejar el cargo, en 2001. Los «parámetros Clinton» contemplan la soberaní­a palestina en la Franja de Gaza y la mayor parte de Cisjordania, una solución para los refugiados palestinos, una única Jerusalén y garantí­as de seguridad para las partes.

Pero en el actual ambiente de discordia, revelar un nuevo plan de paz puede ser un movimiento de alto riesgo. «No estoy seguro de que ahora sea el momento indicado para que el presidente haga eso, ya que desde el momento en que uno difunde algo, uno queda adherido a eso», estimó Steven Cook, del Consejo de Relaciones Exteriores. Cook sugirió que un esfuerzo renovado para llevar a israelí­es y palestinos a nuevas «conversaciones» puede ser una opción menos arriesgada y puede proveer cobertura para contactos secretos más significativos.

La idea de un plan es una apuesta, ya que si las partes lo rechazan o lo empantanan, Obama habrá perdido su mejor oportunidad e hipotecado el prestigio de la Casa Blanca, el cual puede ser necesario más adelante para cerrar un acuerdo.

OBAMA Lazos indestructibles


El presidente estadounidense Barack Obama declaró ayer que mantiene «lazos indestructibles» con Israel con motivo de las celebraciones del 62 aniversario de la creación del Estado hebreo.

Pese a las recientes rispideces entre Obama y el gobierno del primer ministro israelí­, Benjamin Netanyahu, el lí­der estadounidense aseguró que aspira a continuar los «esfuerzos con Israel para alcanzar una paz integral y seguridad en la región, incluyendo una solución de dos estados» vecinos.

Los cí­rculos de la polí­tica exterior en Washington reverberan con especulaciones de que el presidente estadounidense Barack Obama intentará romper la parálisis entre israelí­es y palestinos con un plan de paz propio.

La secretaria estadounidense de Estado, Hillary Clinton, instó al primer ministro israelí­, Benjamí­n Netanyahu a probar que su aceptación de un Estado palestino es sincera, y pidió a los paí­ses árabes respaldar con «acciones» el proceso de paz en Medio Oriente.

«Netanyahu ha aceptado la idea de una solución con dos estados (vecinos)», dijo Clinton en una conferencia sobre Medio Oriente ante un grupo de reflexión en Washington.

Los esfuerzos que desde hace meses despliega Estados Unidos para relanzar el proceso de paz en Medio Oriente -hasta el momento infructuosamente- generaron un trasfondo de crisis polí­tica entre Washington y el gobierno israelí­.