Nuevas emisiones de cenizas de un volcán islandés amenazaban hoy con prolongar el caos aéreo por sexto día consecutivo y truncaban las esperanzas de volver a casa de millones de viajeros, pese a la reapertura gradual de algunos grandes aeropuertos europeos.
La crisis, que según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) cuesta 200 millones de dólares diarios a las aerolíneas, golpea también al conjunto de la economía y el banco británico RBS estimó en 500 millones de euros (675 millones de dólares) las pérdidas diarias ligadas a la disminución de la productividad en la Unión Europea.
Tras la reapertura gradual de los espacios aéreos de varios países, incluidos Francia, Bélgica e Italia, la Agencia Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea, Eurocontrol, anunció que prevé que hoy se lleven a cabo la mitad de los vuelos previstos en el continente, es decir 14 mil de los entre 27 mil y 28 mil programados habitualmente.
Esto supone una clara mejoría con respecto a la tasa de alrededor del 30% que se registró en los tres días anteriores.
Sin embargo en Gran Bretaña, aunque algunos aviones despegaron a primera hora de la mañana, el espacio aéreo permanecía mayoritariamente cerrado y reinaba una gran incertidumbre después de que las autoridades anunciaran la llegada de una nueva nube de cenizas.
«La erupción volcánica en Islandia se ha intensificado y una nueva nube de cenizas se está extendiendo hacia el sur y el este en dirección a Gran Bretaña», señaló el servicio de control del tráfico aéreo británico (NATS).
Esto llevó a la compañía British Airways a anular todas sus salidas previstas para este martes, aunque espera poder hacer aterrizar algunos de sus vuelos de largo recorrido en función de la evolución de las restricciones.
El primer ministro británico, Gordon Brown, insistió en que la primera prioridad era la seguridad de los pasajeros. «Creo que todo el mundo sabe que cuando hay ceniza volcánica en la atmósfera crea un peligro para los aviones. Todas las recomendaciones son que debemos ser absolutamente vigilantes sobre cómo y cuándo volamos», agregó.
La policía islandesa, sin embargo, minimizó las declaraciones alarmistas británicas sobre el incremento de la actividad del volcán Eyjafjí¶ll, indicando que tres cráteres al parecer diferentes seguían expulsando cenizas este martes, pero que «la columna que se eleva por encima del volcán es más pequeña y más clara, lo que significa que no hay muchas cenizas en su interior».
El Centro de Observación de Cenizas Volcánicas (VAAC), con sede en la ciudad francesa de Toulouse, señaló por su parte que estas cenizas pasarán por «el sur del mar del Norte, las islas británicas, Dinamarca y Escandinavia y eventualmente por el extremo norte de Francia en las próximas 24 horas».
Precisamente los aeropuertos del norte de Francia, en particular los parisienses de Roissy y Orly, reabrieron este martes tras cinco días de parálisis total con el objetivo de asegurar el 30% de los vuelos interiores e internacionales, según la secretaría de Estado de Transportes.
El tráfico aéreo también empezó a reanudarse lentamente en Bélgica, donde por el momento sólo se autorizaban aterrizajes, en Italia y en Suiza.
«Van a ser necesarias varias horas, o incluso días para volver a la normalidad», dijo un portavoz de la Oficina Federal de Aviación Civil suiza (OFAC).
Alemania, que también tenía previsto reabrir su espacio aéreo, prolongó el cierre hasta las 18H00 GMT, aunque la agencia federal de seguridad aérea (DFS) anunció que entre 700 y 800 vuelos recibieron una autorización especial para operar. Dinamarca y gran parte de Noruega seguían también cerrados.
Esto debería intensificar la pesadilla de los millones de pasajeros que siguen bloqueados por el mundo -siete millones según una estimación del banco RBS-, a menudo pagando un alto precio por la manutención y el alojamiento.
Después de seis días, la crisis se hace sentir también en otros sectores, como el automóvil, en el día en que BMW o Nissan anunciaron la suspensión parcial de su producción por falta de componentes.