La Declaración de Panamá (2001), firmada por Guatemala, señaló la necesidad de crear una nueva cultura del agua porque es un valor ambiental de los ecosistemas, es un bien finito y constituye un elemento esencial para la vida humana y los procesos económicos. La adecuada utilización de los recursos hídricos tiene su base en el desarrollo sostenible.
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Por lo anteriormente expuesto, es inexplicable la acción de diversos sectores sociales contra el río Huista, en Huehuetenango, el cual nace en la Ventosa, Todos Santos y se traslada por San Martín Cuchumatán, Cantinil y Cajón. La actitud contra el río Huista incluye depositar aguas negras de diversas poblaciones, arrojar basura y contaminarlo de diferentes formas. Los antiguos habitantes de Santa Ana Huista se asentaron en este valle precisamente por las ventajas que el río Huista presentaba para el cultivo del maíz y otros cultivos.
«Al principio -señalan personas que se han propuesto salvar el río Huista, entre ellos, Elder Morales, cuando no existían refrigeradoras, la gente introducía las aguas gaseosas, cervezas y otras bebidas, utilizando las aguas del río como medio de refrigeración. Cuando el agua potable no llegaba a la comunidad por diversas razones, la gente, con tinajas y otros recipientes se dirigían al río para obtener este vital líquido. Los primeros habitantes utilizaron el río como medio de transporte y de trabajo, pues los materiales de construcción como madera y paja, eran trasladados a través de sus aguas. En fin, el río Huista ha sido de gran utilidad para los habitantes santanecos; tristemente este río ha bajado muchísimo su caudal, debido a contaminación provocada por santanecos y no santanecos. La deforestación, lavado de café en sus aguas, drenajes que a él van a dar, y otras acciones incorrectas, son las culpables de que haya bajado su cauce. En invierno se torna peligroso. El agua de este río no es aprovechada, ya que no se ha implementado ningún proyecto en forma tecnificada. Existen estudios que demuestran la posibilidad de riego agrícola, si esa posibilidad se hiciera realidad, habría fuentes de trabajo y de esta manera las comunidades se irían solventando económicamente y cada día se podría forjar un mejor futuro».
Las políticas de gestión del agua indican que, en la actualidad, requieren un alto grado de consenso social exigiendo la participación pública. Deben facilitarse los medios para que se establezca con la mayor amplitud posible y abarque el mayor número de aspectos ligados con la gestión del agua. Es conveniente, entonces -señalan pobladores huehuetecos preocupados por la contaminación el río Huista- «emprender una campaña para crear conciencia de cómo cuidar el vital líquido, sobre el impacto de la contaminación, impulsar una campaña de ahorro y limpieza del recurso hídrico, tratamiento a las aguas residuales, e implementar plantas de tratamiento de agua».
El agua es una fuerza activa para el desarrollo sostenible, pues incluye la integridad del ambiente, erradicación de la pobreza y el hambre, que son factores básicos para el ser humano y su bienestar. Este hecho explica el peligro que tiene el río Huista de desaparecer, como muchos ríos en Guatemala. Es el caso también, entre otros, de la Isla del Tular, en Ocós, San Marcos.
El conocimiento e intercambio de las experiencias más significativas en la gestión del agua en Guatemala, debe servir para reflexionar sobre la necesidad de obtener el máximo provecho de los logros y fracasos, mediante su discusión y difusión, en especial respecto de las cuencas fronterizas. Sólo de esa manera se podrá involucrar a poblaciones -como sucede en Huehuetenango- que hoy optan en forma negativa por la contaminación de sus ríos y no asumen una conciencia ecológica para preservar su ambiente. Es conveniente, entonces, el reconocimiento de mujeres y hombres, del valor económico del agua, así como desarrollar instrumentos de política que favorezcan la gestión integral del recurso. De igual manera, se deben cuidar los ecosistemas que naturalmente capturan, filtran, almacenan y liberan el agua como ríos, lugares de tierras húmedas, bosques y suelos. En vista de la rápida degradación de cuencas y bosques, deben concentrarse esfuerzos para combatir la deforestación, desertificación de la tierra por medio de programas para promover el manejo sostenible de los bosques y conservación de la biodiversidad.
Resulta evidente la urgente necesidad de forjar una nueva cultura del agua en Huehuetenango: debe apoyarse en las mejores tradiciones de sus habitantes, integrar nuevos valores y realidades para garantizar la conservación, uso racional, valorización económica y la comprensión y aceptación de sus pobladores de que el río Huista es un recurso hídrico imprescindible en la vida de hombres, mujeres, flora y fauna.