Si los deseos de la mayoría sirvieran para validar pronósticos, Kobe Bryant y Los íngeles Lakers estarían disputando en junio la final por el título de la NBA contra LeBron James y los Cleveland Cavaliers, en un duelo que podría romper todos los récords de audiencia televisiva.
Pero una cosa es el deseo y otra la realidad. En el camino de los dos superastros y sus equipos hay villanos con deseos de venganza y sed de coronación.
Como ocurrió el pasado año, cuando Orlando Magic arruinó los pronósticos y dejó fuera de la final a Cleveland y a James, ahora podría repetirse la historia.
Antes de verse las caras, los dos equipos favoritos tienen que transitar por unos playoffs que comienzan el sábado, enfrentando precisamente a los Cavaliers contra Chicago Bulls, en el arranque de las acciones en la Conferencia Este.
Cleveland fue el equipo de mejor récord en la ronda regular (61 victorias y 21 derrotas), con un LeBron James que promedió 29,7 puntos por juego y perdió el liderazgo de los anotadores al quedarse en la banca en los últimos cuatro partidos de su equipo.
James prefirió restañar sus melladuras antes de la gran batalla, dejando el campo libre para que el prospecto de 21 años Kevin Durant, de los Oklahoma City Thunder, se convirtiera en el campeón anotador más joven en la historia de la NBA, con 30,2 partidos por encuentro.
Cleveland se medirá a unos Chicago Bulls que llegaron a esta instancia fogueados por dificultades de todo tipo -lesiones, malos canjes de mediados de campaña y divergencias internas entre directivos-, pero estimulados por haber conseguido con uñas y dientes el último boleto de la Conferencia a la postemporada.
Si los Cavs piensan que la tendrán fácil se equivocan, pues ante ellos tendrán a dos jugadores que se echaron a los Bulls encima para llevarlos a esta instancia, como Derrick Rose y el centro francés Joakim Noah, que han resultados imparables en esta fase final.
De todas formas, Cleveland es favorito para llevarse al serie en cinco juegos.
Los Lakers van en busca de su segundo campeonato consecutivo y quinto para la dupla de Bryant y el técnico Phil Jackson, pero contrario a la pasada temporada, enfrentan ahora la última y más difícil recta del torneo con la tropa maltrecha y jugando un básquetbol falta de enfoque.
Los campeones defensores abren los playoffs de la Conferencia Oeste midiéndose al combativo equipo de Oklahoma City, que de la mano de Durant se clasificó a su primera postemporada como franquicia desde que se mudaron de Seattle y cambiaron el nombre.
Los angelinos marchan a esa guerra con un Kobe Bryant disminuido por varias lesiones y con signos de cansancio luego de un intenso ajetreo en las últimas dos temporadas. También está en duda el regreso en esta vuelta del gigantón Andrew Bynum, un hombre clave para ayudar al español Pau Gasol bajo las tablas.
Lakers debe sobrevivir en esta serie, pero en 7 peleados juegos.
Analizando los demás pareos del Este, Orlando Magic debe salir adelante 3-1 ante los Charlotte Bobcats basado en su fogueado núcleo de Dwight Howard, Vince Carter, Rashard Lewis y Jameer Nelson.
El único nombre de altura en Charlotte es el de Michael Jordan, dueño de la franquicia.
Atlanta, mejorado gracias al desempeño del centro dominicano Al Horford y el escolta Joe Johnson, debe prevalecer 5-1 ante los Milwaukee Bucks, que van disminuidos por la ausencia de su lesionado centro australiano Andrew Bogut.
Boston y Miami será una serie cerrada en el papel y abierta en el terreno a las necesidades perentorias de cada equipo.
Los Celtics necesitan que su «Big Three» de Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen vuelvan a encontrar su juego colectivo que los llevó al campeonato en el 2008, y Miami rezará porque no se le lesioné su hombre proa, el canastero Dwyane Wade.
En el Oeste, dado el paso irregular de los Lakers, «las opciones están abiertas a cualquiera», según dijo el astro de Dallas Mavericks, Dirk Nowitzki. Precisamente, Dallas enfrenta una pelea revancha contra los San Antonio Spurs, un duelo texano de pronóstico incierto.
Las «espuelas» de San Antonio llegan a esta instancia gracias al empujón que les dio en la recta final el argentino Emmanuel Ginóbili. Cuando los Spurs andaban a trancos por la ausencia de su armador titular Tony Parker, el «Manu» Ginóbili se echó encima el equipo y les clasificó a la postemporada.
Phoenix Suns deben dominar 4-2 con su juego rápido a los Portland Trail Blazers, que perdieron fuerza al ver como se les iba por lesión su mejor jugador, Brandon Roy, lesionado en una pierna el último partido del campeonato.
Denver Nuggets, si logra que Carmelo Anthony se mantenga enfocado hasta el último minuto, debe pasar por encima de Utah Jazz.
Desde que el técnico George Karl se ausentó del equipo para someterse a tratamiento contra un cáncer de garganta, los Nuggets han perdido el libreto y van a los bandazos, de lo sublime a lo ridículo.