En el norte de Israel, la conmoción que provocó la última guerra con Líbano está aún presente y las autoridades trabajan intensamente para proteger a los habitantes en caso de un nuevo conflicto con el Hezbolá.
En Kyriat Chmona, una ciudad fronteriza con Líbano sobre la cual cayeron más de 800 cohetes durante la guerra, la construcción de refugios subterráneos es esencial.
Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Haim Barbibay, que no oculta su inquietud, señaló que la habilitación y construcción de refugios, financiados sobre todo con fondos privados, sólo estará terminada a fines de 2007.
Peor aún, estimó que «el conflicto afectará a todo el territorio y la población no podrá ser desplazada, como fue el caso a mediados del año pasado».
Casi la mitad del millón de habitantes del norte del país se refugió más al sur.
«Los refugios sólo pueden recibir a 60% de los 24.000 habitantes de la ciudad y deben tener aire acondicionado, televisores e internet para que la gente pueda vivir normalmente durante un largo periodo», destacó el alcalde.
Haifa, la capital del norte de Israel, también se prepara para un conflicto a nivel nacional, explicó el director general de la municipalidad, Shmuel Gants.
«Hacemos hincapié en la preparación sicológica de la población, que deberá quedarse y enfrentar a la crisis», dijo, señalando que el número de refugios en la ciudad era suficiente.
En el hospital de Nahariya, a unos 10 km de la frontera libanesa, dos habitaciones destruidas por un cohete quedaron tal cual, como testimonio de la última guerra.
Afortunadamente, en el momento del incidente, los enfermos ya habían sido trasladados al subterráneo organizado para funcionar como un hospital en tiempos de guerra.
«Hace diez años, cuando decidimos construir el hospital subterráneo, nos consideraron locos, pero ahora todos los hospitales de la región nos envidian», explicó el portavoz del establecimiento, Zeev Farber.
«Necesitamos millones de dólares y tiempo para construir instalaciones subterráneas», afirmó por su parte Kalin Shapira, subdirector del hospital de Safed, en Galilea oriental, cerca del cual cayeron unos 40 cohetes.
Instalaciones eléctricas para los aparatos médicos de este establecimiento comenzaron a ser habilitadas en las salas subterráneas reservadas hasta ahora a los archivos y a la lavandería.
Unos 160 israelíes, entre los cuales había 40 civiles, murieron a causa de unos 4.000 cohetes que cayeron sobre las localidades del norte de Israel durante los 34 días de guerra entre el Hezbolá libanés y el ejército israelí a mediados de 2006.
En Líbano, la guerra dejó más de 1.200 muertos, en su gran mayoría civiles, y enormes daños.
A comienzos de enero, el jefe de la inteligencia militar israelí, Amos Yadlin, había afirmado que el Hezbola reconstituía su arsenal militar y que la fuerza internacional acantonada en el sur de Líbano no hacía nada para impedirlo.
En diciembre, el general Yossi Beidatz, jefe de la unidad de investigaciones de la inteligencia militar, había estimado por su parte que el presidente sirio Bachar Al Assad «preparaba sus fuerzas para un conflicto militar» con Israel.