Banco impone su nombre a la í“pera de Buenos Aires


Desde 1997, el teatro í“pera (ahora llamado Citi) se dedica exclusivamente a espectáculos musicales. En la gráfica, presentación del musical

El tradicional teatro Opera de Buenos Aires, donde actuó Ava Gardner y cantó Edith Piaf, cambió su nombre por el de Citi, la filial argentina del estadounidense Citibank, generando un fuerte rechazo de vecinos, expertos y organizaciones culturales.


El banco estadounidense compró los derechos por tres años del teatro ubicado en la conocida avenida Corrientes del centro de Buenos Aires y cambió el nombre contra la opinión de quienes lo consideran como parte del patrimonio cultural de Buenos Aires.

«Parece que a algunos empresarios, funcionarios y otras especies de depredadores culturales les cuesta entender que a los ciudadanos les importa preservar el patrimonio cultural», sostuvo el experto en gestión cultural Facundo de Almeida.

Fundado en 1871, la fachada del teatro se refaccionó con estilo art decó en 1935 bajo inspiración del cine Gran Rex de Parí­s, cuenta con una sala con aforo para 2 500 espectadores y es el primero de América latina en tener grupo electrógeno propio.

El presidente de la comisión de Cultura de la legislatura porteña (Parlamento comunal), el diputado Raúl Puig, dijo a la AFP que aunque no está de acuerdo con el cambio de nombre, la decisión constituye un acuerdo entre privados.

«El Citibank estaba sosteniendo como sponsor el 40% del costo de las obras que estaban haciendo en el Opera y además le llenaba la platea al teatro con descuentos especiales promovidos por el banco. Luego lo renta e intenta cambiar el nombre por el de «Opera Citi»», dijo Puig, del partido Encuentro por Buenos Aires, opositor al alcalde derechista Mauricio Macri.

Añadió que «los dueños del Opera intentaban que el Citi les pague por el nombre, pero el banco prefirió no pagar por el nombre y directamente lo denominó Citi».

Sin embargo, De Almeida sostuvo que «el valor patrimonial del teatro Opera (representativo de la arquitectura porteña y como tal protegido por la ley de Patrimonio Cultural) está compuesto por un conjunto que integran el inmueble, el nombre y el uso teatral».

«Es decir que modificar el nombre, no solamente es una barbaridad, sino que además es ilegal», sostuvo De Almeida.

La polémica medida también generó un amplio movimiento de rechazo en la red social Facebook llamado «Para que le devuelvan el nombre al teatro Opera», que en menos de una semana de funcionamiento sumó más de 5 200 adherentes, además de una página de internet que también se opone al cambio de denominación.

La prensa reaccionó con duras crí­ticas y menciones irónicas, como el Buenos Aires Herald (en inglés) que aventuró un hipotético patrocinio de Coca Cola para el mí­tico teatro Colón de Buenos Aires.

«Si un sponsor con suficiente dinero le ofrece a Mauricio Macri (alcalde de Buenos Aires) pagar lo suficiente, ¿por qué no cambiar el nombre del Teatro Colón? Bienvenidos al Teatro Coca Cola».

Desde 1997 el teatro se dedica exclusivamente a espectáculos musicales y por su escenario han pasado en los últimos años cantantes internacionales como los españoles Joan Manuel Serrat y Joaquí­n Sabina, el brasileño Caetano Veloso y los cubanos Silvio Rodrí­guez y Pablo Milanés, entre otros.

Ni el banco Citi ni el ministerio de Cultura de la capital argentina respondieron a las consultas realizadas por la AFP.