Enseñar el camino


Raymond J. Wennier

¡BASTA, la violencia NO puede dominarnos! «El esfuerzo propio, el deseo de lograr, el tiempo dedicado a practicar y el desarrollo de cualidades de liderazgo, no es en vano. Nuestra sociedad necesita, nuestras instituciones necesitan y sobre todo nuestra gente deseosa de seguir a un buen lí­der, necesita personas con esta capacidad: ENSEí‘AR EL CAMINO». Con estas lí­neas terminé un trabajo sobre liderazgo, publicado en 1987. Desde entonces hemos pasado épocas de todo tipo, pero especí­ficamente la década de los años de 1990, creo, se destacó por ser egocéntrica en muchas personas que ocuparon puestos altos de liderazgo en varias organizaciones. Pensaban únicamente en ellos mismos y cómo podí­an beneficiarse de la organización, sin importarles lo que tení­an que hacer. Con semejante actitud de azadón, afectaron las operaciones internas de su institución, las que luego afectaron los resultados finales, lo que resultó eventualmente en escándalos de corrupción, ENRON como ejemplo. En la arena polí­tica a nivel internacional hubo presidentes, senadores, involucrados en problemas sexuales que demostraban el egocentrismo, además de ministros religiosos de distinta denominación con problemas de pedofilia. Todas esas personas estuvieron en puesto de liderazgo. Desafortunadamente, algunas de las mismas situaciones mencionadas, pasaron en la década anterior y tristemente persisten en los primeros diez años de este siglo. No sé si por imitación o porque cree la gente que puede seguir con la corrupción, con los escándalos sexuales y añadiendo ahora el crimen organizado incrustado en organizaciones continúan actuando con el mismo fin, sólo para unos cuántos: Organización egocéntrica. Probado el fracaso colectivo, este siglo, al contrario, tiene que ser dedicado al recurso humano y a su desarrollo personal. El liderazgo entonces, con mayor razón tiene que enseñar el camino, pero con una gran diferencia a hace 30 años. El ajuste que harí­a, es que: El lí­der tendrí­a que participar con las personas de su organización, más de cerca, en ese camino. Explico. Tomo como ejemplo lo que se dice de que las empresas deben tener responsabilidad empresarial-social; si tomamos las tres primeras letras de la primera palabra, RES= carne, le pone significado, sustancia a lo que hagan. En muchos casos el pensamiento de empresarios para cumplir con su «responsabilidad social», es simplemente dar una cantidad de dinero y la conciencia queda tranquila, cumplió con su deber. Sin embargo, no satisfizo ningún tipo de situación, ni necesidad, para la sociedad. ¡Nada resolvió! Para cumplir con la responsabilidad social, hay que resolver situaciones de personas. Estamos en un paí­s donde hay muchas personas que están en situaciones especiales, que necesitan de ayudas especiales de los empresarios. Esa ayuda sirve para ampliar la base de la productividad, no es para regalar algo. Sabemos que esas personas con estatus socio-económico bajo o medio no han tenido la posibilidad de ahorrar para poner su propia empresa y por esto no pueden empezar con igualdad aunque tengan la creatividad e iniciativa necesarias para empezar algo propio pero les falta la parte económica. Tienen entonces las empresas que dar mejores oportunidades de acceso económico a personas y a grupos para poder poner en práctica esa creatividad y esa iniciativa. Luego, las élites empresariales en CONJUNTO con esos grupos inician esfuerzos con las bases ampliadas para lograr exitosamente mayor productividad. Sí­, hay liderazgo que produce productividad, que a su vez produce el aumento en una base de personas que puedan entender y participar mejor en la polí­tica nacional. Aumenta la posibilidad y el deseo de que padres de familia quieran que sus hijos permanezcan más años en la escuela y que así­ logren más años de estudio. De esta manera seguramente, más del 39% actual de los alumnos que ingresan a primer grado, saldrán de sexto y más mujeres estarán preparadas en los campos, académico, de higiene y salud que son imprescindibles en su formación como mujer, madre del desarrollo. Los tres aspectos anteriores retornan en que el recurso humano está dispuesto a seguir trabajando bien para lograr mayor productividad para AMBOS, EN CONJUNTO. Con una base más amplia en una plena productividad habrá una marcada mejorí­a en el ambiente de seguridad, estoy seguro. Dicen que no hay liderazgo en Guatemala. Mi teorí­a es al contrario. Sí­ hay liderazgo. Es cuestión de, en este siglo, repensar el énfasis que debe ser en la PERSONA y que hay que querer hacerlo, dar de sí­, no ser egocéntrico. Dada la oportunidad, el tiempo necesario, la ayuda financiera, la dirección conjunta, el éxito sigue. Como dije en un artí­culo en 1994: «La participación es la clave para producir legitimidad en decisiones tomadas; si no acepta la población participar, es señal de que aún no está bien implantada una actitud de proceso democrático. Pero, aprenderá con el tiempo y con las oportunidades que se le den».