El Sistema Integrado Guatemalteco de Autobuses (SIGA), de la empresa denominada TransUrbano, ha tenido numerosos señalamientos sobre la poca transparencia con la que les fue otorgada la licitación del contrato. Autoridades y los empresarios beneficiados han defendido a capa y espada la supuesta legalidad de este negocio, como si valiera la pena ante la problemática del transporte de pasajeros que tiene años de carecer de calidad.
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Y no es cierto, porque, además de las aparentes anomalías en el contrato con el TransUrbano, el sistema que proponen no ataca de raíz la problemática del transporte, la cual se ha agudizado en los últimos años por la violencia contra pilotos -principalmente-, ayudantes (llamados también «brochas») y pasajeros.
El domingo pasado, por la noche, conducía mi carro y me alineé a la derecha para cruzar en esa vía, pero previo a ello debí parar por el semáforo en rojo. Pronto llegaron los vehículos que ocuparon la primera fila de los dos carriles de la izquierda, esperando, también, la luz verde. Segundos después llegó una camioneta urbana con destino a las primeras colonias de Mixco, y se ubicó en el carril de en medio; un brocha se bajó y le pidió al conductor del carro de adelante que se pasara el semáforo en rojo para que el autobús pudiera pasar. El piloto no comprendía, y es que, a pesar de que por ser domingo en la noche el tráfico era casi inexistente, no había razón para romper la obligatoriedad del semáforo en rojo. Después se bajó otro brocha, y la situación se tornó muy tensa. El piloto del autobús aceleraba el motor, aplicaba las luces altas y sonaba la bocina, para crear presión. Por fin, el semáforo dio luz verde, y todos se fueron, pero sin olvidar aquel confuso y tenso incidente.
El TransUrbano se basa únicamente en la implementación de la tarjeta prepago y en la obligatoriedad de las paradas establecidas por un armatoste feo. Sin embargo, estas paradas podrían no ser necesarias, porque los autobuses bien podrían parar en otro lado, tal y como hoy día lo hacen y que es una de las principales quejas en contra del transporte urbano.
De hecho, el proyecto surge en la necesidad de hacer un transporte más seguro, pero en realidad no se ataca la violencia. Las paradas o los buses carecen de detector de metales y en lo único que parece tener alguna medida de seguridad es en la tarjeta prepago, lo que hace que el piloto ya no maneje dinero en efectivo.
Pero las extorsiones no sólo se han basado en pedir a los pilotos. Los extorsionistas exigían cierta cantidad de dinero semanal o mensual -algunos hasta pedían en depósitos bancarios- a cambio de dejar transitar, y esta situación no cambiaría con el prepago.
La tarjeta prepago, lo único que lograría, es que los pilotos ya no tengan posibilidad de engañar con las cuentas a los empresarios, además de que se haría efectivo el pago de Q1.10, y no un quetzal como habitualmente se hace hoy día. Además, cualquier aumento al pasaje se hará ipso facto, ya que sólo se descontaría del saldo, sin necesidad de que el usuario esté de acuerdo o no.
Otros problemas del transporte, como los pilotos abusivos, sus arbitrariedades (como desvíos, esperar por varios minutos en las paradas, subir pasaje donde quieren; todo por no tener un carril exclusivo, como el Transmetro) y la posibilidad de que asaltantes y limosneros sigan ingresando a los buses, hacen que el TransUrbano en realidad no resuelva el problema y se convierta en un enorme negocio que en pocos meses se podrá decir: «Nada ha cambiado».
Por último, otro problema que me parece muy serio es el de los «brochas», que más parecen el enlace con extorsionistas para mantener vigilados a pilotos y las rutas en general. El TransUrbano, aparentemente, eliminaría la práctica de los «brochas», pero me parece extraño que éstos no hayan alegado desde ya.
En términos generales, me parece un mal negocio, no sólo por lo poco transparente, sino porque no resuelve el problema. Lo único positivo es que la población podrá abordar buses en buen estado, pero no creo que se mantengan así, porque los transportistas han recibido subsidio por años para mantener en buen estado las unidades, y lo dilapidaron en no sé qué cosas, menos en mejorar el servicio. (visite http://diarioparanoico.blogspot.com)