Empujados por la falta de viviendas accesibles, numerosos habitantes de Río de Janeiro ocupan ilegalmente laderas escarpadas de las colinas que rodean la ciudad, que con las lluvias torrenciales se convierten en verdaderas trampas mortales, según expertos.
Tres días de lluvias intensas y continuas la semana pasada dejaron al menos 239 muertos en el estado de Río, según el último balance de los bomberos que continúan buscando cuerpos en una zona de la ciudad satélite de Niteroi, donde se estima que unas 200 personas fueron arrastradas por el barro y la basura.
Esta catástrofe era una «tragedia anunciada», repitieron expertos que destacan como factores la compleja topografía de la ciudad, entre el mar y la sierra, la ausencia de políticas de ordenamiento territorial y la «negligencia» de las autoridades.
Los geólogos explicaron que las lluvias anegan el suelo de las zonas deforestadas, fragilizando el terreno que termina por ceder.
Pero para algunos urbanistas las causas son de origen político.
«No es la lluvia la que mató a los habitantes de las favelas. Son los gobiernos negligentes, demagogos e irresponsables», resumió la antropóloga Alba Zaluar en el semanario í‰poca.
«Brasil no tiene política habitacional a largo plazo», dijo a AFP Sergio Magalhaes, ex secretario municipal de urbanismos y fundador en los años 90 del primer proyecto de urbanización de las favelas (barrios pobres) de Río.
Para este especialista, la solución consiste, no sólo en construir casas populares, sino desarrollar en las favelas los servicios públicos (electricidad, recolección de residuos, entre otros), escuelas y centros de salud, así como centros de recreación y transporte.
Con el paso del tiempo, los barrios pobres se extendieron de forma anárquica, sin control de las autoridades. Cerca de un tercio de los seis millones de cariocas viven hacinados en más de mil favelas diseminadas en toda la ciudad.
Esta «favelización» resulta de la falta de continuidad de políticas de urbanización, «en general debido a razones electorales», indicó Magalhaes.
Así, los responsables de la ciudad no quisieron tomar medidas impopulares ante los electores, como la evacuación de algunas favelas, algo que comenzó a hacerse el domingo, después de la tragedia causada por las lluvias.
«Hace algunos años, responsables de la alcaldía nos dijeron que nuestras casas serían clausuradas y que seríamos indemnizados pero nunca volvieron», dijo a la AFP Lucia Pedrosa, habitante de la favela Morro do Bumba, en donde un deslizamiento de terreno arrastró a unas 200 personas.
Ahora, ante la sensibilidad causada por este nuevo drama, las autoridades de la ciudad y el estado de Rio de Janeiro, que iniciaron una carrera contrarreloj para intentar preparar a la «ciudad maravillosa» para la Copa del Mundo de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, comenzaron a evacuar a 4.000 familias en zonas de riesgo.
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, prometió que de aquí a 2012, más de 12.000 familias serán evacuadas y realojadas.
«Si es para mejorar nuestra vida, de acuerdo. Pero si es para enviarnos muy lejos (a los suburbios), vamos a pelear», dijo el ex presidente de la Asociación de Habitantes de las Favelas, José Nerson de Oliveira, al diario O Globo.
El gobernador del estado, Sergio Cabral, se dijo determinado a tomar medidas estrictas y añadió que la responsabilidad de la tragedia de la semana pasada «es de toda la sociedad».
Alba Zaluar
Antropóloga
Sergio Magalhaes
Fundador del primer proyecto de urbanización de las favelas