Rí­o ante una de sus peores tragedias


Vecinos de Rí­o de Janeiro intentan evadir las correntadas de agua en la playa de Copacabana, producto de las fuertes lluvias que han azotado a la ciudad. FOTO LA HORA: AFP ANTONIO SCORZA

Las esperanzas de encontrar algún sobreviviente entre las 200 personas que podrí­an estar enterradas tras un deslave el miércoles en Niteroi, ciudad satélite de Rí­o, se esfumaban hoy, con lo que podrí­an acabar sumándose a los 183 muertos por las lluvias ya confirmados.


La tempestad que entre lunes y martes, así­ como lluvias subsecuentes que colapsaron al estado de Rí­o de Janeiro, deja un saldo parcial de 183 muertos y más de 14.000 desalojados, según datos de los bomberos y la defensa civil.

La más afectada continúa siendo la ciudad de Niteroi, unida a Rí­o de Janeiro por un puente de 15 km, que en la noche del miércoles registró el desmoronamiento en una favela (barrio pobre) que arrasó con 45 casas y dejó bajo tierra, escombros y basura a unas 200 personas, según estimaciones de los socorristas.

Del balance, 108 muertos corresponden a Niteroi, 18 de ellos encontrados en la zona del deslave que se produjo en un antiguo basural que albergaba casas construidas irregularmente.

«Hay posibilidades (de encontrar sobrevivientes). No es fácil pero hay esperanzas», declaró el secretario de Seguridad y Defensa Civil de Niteroi, Marival Gomes.

Su opinión contradice la de los bomberos que desde el miércoles trabajan con la presunción de que no existen más personas con vida bajo las toneladas de tierra.

Sólo en las primeras horas del desastre los socorristas lograron ayudar a personas vivas, la mayorí­a heridas, a salir de debajo del cerro desmoronado. Luego, sólo aparecieron cuerpos, constataron periodistas.

En la ciudad de Rí­o de Janeiro, segunda en número de muertos con 56, el alcalde Eduardo Paes informó este viernes que firmó un decreto que autoriza el desalojo por la fuerza de los vecinos que insisten en permanecer en casas construidas en áreas consideradas de riesgo inminente de nuevos desmoronamientos.

De acuerdo con la medida, la municipalidad podrá utilizar incluso la fuerza para desalojar viviendas que presenten riesgo de derrumbe, dijo Paes.

«Existe el riesgo de nuevas lluvias en la ciudad y no podemos dejar a esas personas en lugares de riesgo», precisó el alcalde en una improvisada conferencia de prensa en la mañana.

Los nubarrones grises se alternan este viernes con tenues rayos de sol en Rí­o de Janeiro.

En la prensa y a nivel polí­tico, afloran las crí­ticas al hecho de que las construcciones irregulares son permitidas en Rí­o de Janeiro. Pero la realidad indica que las personas de los barrios pobres -que son los más amenazados- no tienen recursos suficientes para vivir en otras regiones.

En el lugar del deslave en Niteroi, por ejemplo, se erigí­a hace 40 años un basural gigantesco que dejó de usarse, se compactó, y las personas comenzaron a instalarse allí­ y a construir viviendas.

Hoy, parte de esa zona es un imponente cráter que se extiende a lo largo de 600 metros y que termina en un muro gigante de tierra, bloques de cemento, hierros retorcidos y toneladas de basura, sumido en olor a gas metano producto de la descomposición de los residuos, según periodistas.

El gobierno brasileño liberó el jueves unos 113 millones de dólares para ayudar a municipios del estado de Rí­o afectados por las lluvias, informó el gobernador del estado, Sergio Cabral.

El trabajo de los bomberos sigue sin descanso en varias zonas de la capital del estado y en Niteroi, y los riesgos de nuevos deslaves continúan siendo altos, según los bomberos.

Algo que perjudicó todaví­a más a la ciudad de Rí­o fue la marea alta, pues el jueves el mar llegó a tener olas que superaban los 4m de altura, lo que dificultó el drenaje de las aguas de lluvia y provocó inundaciones que afectan la vida de la ciudad, que el lunes y martes se vio paralizada.

Del 31 de diciembre de 2009 a este jueves murieron más de 250 personas en todo Rí­o debido a las fuertes lluvias, indicó la Defensa Civil.