El escenario político en Guatemala está determinado, en gran medida, por el momento electoral, es decir, el sistema político gira alrededor de las elecciones. Durante los períodos no electorales el sistema de partidos políticos entra en una suerte de letargo como resultado de su debilidad institucional. El Congreso de la República se convierte en el único escenario de acción política.
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En este contexto, el presente año, que debería de ser un año de fuerte trabajo organizativo, de formación, de desarrollo partidario, se convierte en un año encaminado al proceso electoral y a la campaña política.
Desde la Iniciativa Más Mujeres Mejor Política, nos preguntamos: ¿Dónde están las mujeres en este contexto partidario? Aunque hay mujeres participando en los partidos políticos muy pocas se encuentran en los cargos directivos de los mismos. Encontramos mujeres sobresalientes en el Congreso de la República, muchas veces con mayores resultados en términos legislativos que sus colegas varones, sin embargo, estás mujeres representan la excepción y no la regla.
El problema de la representatividad está relacionado, directamente, con la posibilidad que tienen las mujeres de ocupar espacios de poder dentro de los partidos políticos y de optar a cargos de elección popular en puestos elegibles. Si esta situación no se da, la subrepresentación de las mujeres en la política seguirá siendo una de las más elevadas de América Latina, lo cual a estas alturas es verdaderamente vergonzoso y antidemocrático.
Dentro de los partidos políticos desde ya se están realizando reacomodos y definiendo las futuras candidaturas. Sin embargo, en un contexto machista y donde el dinero juega un papel fundamental, es muy poco probable que un mayor número de mujeres pueda tener verdaderas oportunidades de tener acceso a cargos de elección popular y salir electas. Además, sin una ley que obligue a los partidos políticos a incorporar un mayor número de mujeres dentro de sus listas partidarias, la situación no tiene posibilidades reales de mejorar.
Frente a una realidad como la nuestra, es difícil pensar que el proceso natural de democratización progresiva de los partidos políticos nos lleve en los próximos años a la paridad. Este proceso puede durar décadas. Las leyes justamente deben promover que los procesos sean más rápidos y que resuelvan problemas de fondo, siempre y cuando el objetivo sea la democracia y la justicia social y sexual.
Por tanto, en este contexto preelectoral, es importante exigir una mayor participación de las mujeres en todos los ámbitos de la política. Pero sobre todo en los partidos políticos. Es importante que los partidos sean congruentes con sus discursos sobre la democracia, la igualdad y la promoción de las mujeres y para esto deben abrir espacios reales de poder y de participación.
Tenemos que tener claro que es durante el presente año que se están cocinando las listas electorales, por tanto, la reivindicación por un mayor número de mujeres, debe comenzar desde ya, tanto por parte de las mujeres como por parte de la sociedad en general. Desde los diversos ámbitos en los que nos encontramos, la reivindicación es posible, se trata de exigir, que se escuche nuestra voz y que nuestros derechos sean respetados.