¡Aleluya!  Prometen el cese de agresiones públicas en las nuevas unidades de transporte.  Y los metropolitanos, al unísono cantamos en coro: ¡Gracias Tu Muni! ¡Gracias UNE! (aplausos).
Esto es ridículo. ¿Qué no es su sobrada obligación otorgar seguridad a los habitantes a cambio de impuestos? Yo creí que esa era una función gubernamental. Pues ahora resulta que ¡no! Dicen, dicen, dicen, que el Canche, vendió sin licitación los servicios de transporte, seguridad y fotografía, por medio de tarjeta prepago.  A nosotros, los ciudadanos, de este Reino de Alelados. Â
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Se rumora, que al descendiente de don Pedro de Alvarado: Se le hizo poco, llenar la ciudad de anuncios. Donde por ventura  -dicen las malas lenguas-  que él, es el dueño del changarro y sus socios Junior & Bro.
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Cuentan  en  susurro,  por  los tejados de  los Penthouses, -voces  indiscretas: Que el mono de oro y su joven esposa, poseen  la representación vitalicia 25 años del Museo de los Niños en los terrenos de Zoo de la Aurora.»
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Eso sí, cualquier negocio que, al iluso, ciudadano de a pie se le ocurra, – cuchichea la gente en voz baja-  Deben ser compartidas las ganancias  -mita, mita-  al fondo del feudo  en donación a la empresa privada de la mona. ¿Qué tal? Eso cuenta la gente.  A lo mejor si, a lo mejor no.
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Y ¡Oh! Sorpresa.  Al final de esta historia.  Los lacandones, se unen a los monos.  Con el único fin de progresar.  Y nosotros, el Reino animal, damos gracias al  rey León.      Â