Los elogios a los presidentes Rafael Correa, de Ecuador; Hugo Chávez, de Venezuela, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, por parte del cabo del Ejército colombiano Pablo Emilio Moncayo, poco después de su liberación, la tarde del pasado 30 de marzo luego de permanecer cautivo por más de 12 años en manos de la guerrilla, constituyeron un fuerte revés político para el presidente ílvaro Uribe.
El militar, quien ha sido considerado el prisionero de guerra más antiguo del conflicto armado colombiano, expresó su agradecimiento a los tres presidentes sudamericanos por las contribuciones que hicieron para que él pudiera retornar a la libertad. En contraste, en ningún momento mencionó el nombre ni el apellido del presidente de Colombia ílvaro Uribe o su gobierno, lo cual resulta muy revelador luego que ese régimen derechista mantuvo una postura de intransigencia demorando por mucho tiempo las negociaciones.
Moncayo, quien fue hecho prisionero de guerra el 21 de diciembre de 1997 en la toma de la base en el Cerro Patascoy, en una altura de 4,200 metros con temperaturas hasta de 15 grados bajo cero, respondió en forma ponderada preguntas de los periodistas sobre la guerrilla de las FARC.
Tuvo el cuidado de no estigmatizar ni elogiar a los rebeldes. «Creo que lo que yo piense de la guerrilla en nada va a cambiar el rumbo de la historia de Colombia. Sencillamente existen, son una realidad, no se les puede negar por más que se quiera, por más que parecen invisibles, pero ahí están».
En un análisis sobre este tema, el periodista Dick Emanuelsson de la agencia argentina de prensa ARGENPRESS, puntualizó que a pesar de haberle quitado más de 12 años de su vida en el cautiverio, el cabo ve con ojos más claros a los verdaderos enemigos del pueblo colombiano.
«Uribe ha intentado a través de los medios de comunicación leales, imponer una ceguera a la realidad colombiana, la que desde el primer minuto en la Presidencia intentó ocultar por medio del terror, las amenazas a periodistas y personajes que no han querido subordinarse a sus dictados. Lo que existe en Colombia es un terrorismo de Estado».
En el caso del cabo Moncayo quien fue capturado cuando tenía 19 años y ahora tiene 32, hay que resaltar la actividad que realizó la Misión Humanitaria encabezada por la incansable Senadora colombiana Piedad Córdova y el gesto civilizado de las fuerzas insurgentes al entregarlo con vida. La Misión estuvo formada, además, por un representante de la Iglesia Católica, miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja y elementos del Ejército de Brasil, país que facilitó dos helicópteros para internarse en la selva a efecto de trasladar a la libertad al prisionero.