SEMANA SANTA EN EL REINO DE GUATEMALA: CUANDO NO HUBO PROCESIONES


Vista hacia el sur de la plaza de La Antigua Guatemala hacia el año 1840 según Catherwood en la obra de John Stephens

Mario Alfredo Ubico Calderón

Universidad de San Carlos de Guatemala Desde los primeros momentos de la dominación hispánica estas tierras fue posible que las manifestaciones de fe publica, como son las procesiones, fueran una agradable realidad, sin embargo, esa tradición que año con año se manifiesta con realce tuvo en algunos momentos situaciones difí­ciles, al grado que impidieron que en más de una ocasión fueran llevadas a cabo; los motivos tienen al menos tres orí­genes: una veces fue por problemas de origen natural como sucedió seguramente con terremotos o inclemencias del tiempo, otras por problemas de tipo polí­tico que generaron ambientes poco propicios para la aglomeración de personas, esto último una preocupación sin duda alguna para las autoridades al temer la posibilidad de desórdenes aprovechando el momento, y otras veces por decisiones de la autoridad religiosa superior. Aunque la mayorí­a de documentos antiguos proporcionan poca información sobre el tema, es posible conocer algo sobre esta particular situación, sin embargo y esto es muy importante destacarlo, a pesar de estas criticas coyunturas el pueblo creyente supo asimilar dichos momentos acrecentando su devoción y restableciéndolas al poco tiempo, con ello se puede observar que cuando una manifestación religiosa tiene una base popular la misma permite su perpetuación en el tiempo. A continuación serán vistos algunos casos sucedidos a lo largo de la í‰poca Colonial:


Aí‘O 1700. En el año 1700 llegó a la Capital del Reino un «Visitador», un tal Francisco Gómez de la Madriz supuestamente con el propósito de conocer la situación de gobierno existente en este lugar; el cronista dominico Francisco Ximenez en su Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala(1971:98 y siguientes) da cuenta con minuciosidad todo el alborto que este individuo, aliado con otros desafectos al Presidente, ocasionó al trastornar la vida polí­tica de la Capital del Reino, coincidiendo buena parte de esos turbulentos momentos con la Cuaresma y Semana Santa de dicho año, al grado que para los dí­as de Jueves Santo y Viernes Santo : «…se celebraron con muy poca solemnidad, porque advirtiendo la ciudad que en los concursos y procesiones podí­a solaparse alguna traición, suplicó al señor obispo mandase que no saliesen las procesiones acostumbradas de penitencia y que a la oración se cerrasen las iglesias, como lo mandó y se executó con gran desconsuelo de todos los fieles por ser el tiempo en que los más distraí­dos se compugnan a vista de la celebración de los sagrados misterios de la redempcion del género humano, quedándose por entonces lo más de la ciudad sin cumplir con la iglesia por la turbulencia de aquellos dí­as…»(Ibidem:151) Una de las pocas fuentes fidedignas acerca de este asunto es el Libro de cofradí­a de la Veracruz de San Francisco (AGCA A1-48584-5781-207 original), allí­ está plasmada parte de esa coyuntura, sin embargo en el cabildo del 7 de marzo de 1700 (Ibidem: 207 original v.) quedó por escrito los inconvenientes suscitados por el visitador Francisco Gómez de la Madriz, este cabildo llevado a cabo el dí­a Martes Santo cuando debió celebrarse el Domingo de Ramos expone que, al hacerle las consultas al Padre Guardián Fray Pedro de Zea acerca de si era conveniente la salida de la Procesión el Jueves Santo respondió que: «… tenia orden para que no salga procesión alguna…» a lo cual los cofrades hicieron ver por escrito que acataban la instrucción: «… premeditados los puntos de dificultades por dichos señores y Reverendo Padre Guardián considerando de la forma en que se halla esta ciudad y escusar funciones que puedan dar motivo a juntas concurso resolvieron acatando con toda reverencia a lo(sic) Santisima Cruz el que no salga la procesion referida de el Jueves Santo pareciendoles que en ella atienden al mayor servicio de Dios…» Lo anteriormente expuesto hace ver que realmente lo expuesto por el cronista Ximenez es verí­dico, no saliendo una procesión tan tradicional como la de Veracruz de San Francisco debió ser un momento muy difí­cil para cofrades y pueblo piadoso en general. Para alivio de todos al final de esa Semana Santa el Visitador abandonó el Reino de Guatemala y todo volvió a la normalidad. Se cree que ese año ninguna procesión salió como era lo usual. Gerardo Ramirez quien trabajó básicamente los libros de cofradí­a del Nazareno mercedario de la Nueva Guatemala en un estudio titulado «Vida social, económica y religiosa de la cofradí­a de Jesús Nazareno del templo de Nuestra Señora de la Merced, en Santiago y en la Nueva Guatemala,1582 a 1821″(2007) no proporciona información de esa cofradí­a en esta coyuntura.

Aí‘O 1718 La Semana Santa de 1717 trascurrió sin novedad, sin embargo a consecuencia del del terremoto del 29 de septiembre de 1717, surgió la prohibición del obispo Alvarez de Toledo de efectuar procesiones, ello afectarí­a las procesiones de la Semana Santa de 1718. Sobre este particular la cofradí­a de la Veracruz tuvo Cabildo en mayo de 1717, luego viene el terremoto en septiembre y nuevamente tiene Cabildo el 3 de mayo de 1718 únicamente para cambio de autoridades (Ibidem: 236 original), no hubo cabildo en marzo cuando normalmente lo habí­a para designar a los participantes que llevarí­an las insignias, la imagen del Ecce Homo y demás elementos de la procesión; no quedó por escrito nada de ello, lo cual es indicativo que no hubo procesión ese año. Para el Cabildo del 2 de abril de 1719 nuevamente se habla de la salida de la procesión el Jueves Santo por la tarde (Ibidem: 236 v.) . Lo anteriormente expuesto evidencia que la disposición del Obispo duró cuando menos el año de 1718. El cronista Ximenez da cuenta de este particular momento haciendo ver lo siguiente:

«Otra obra pí­a fue la procesión que impuso el sexto viernes de cuaresma de Nuestra Señora de los Dolores,…» el Obispo gastó sin duda buena cantidad de recursos e «… Hizo ángeles, túnicas e insignias y se dió principio con grande estrépito y alboroto, que es lo que más gusta…» saliendo esta procesión por tres años hasta 1717 y «… con pretexto de los terremotos mando que no hubiese procesiones la cuaresma, con que se quedó el mismo Cristo sin entierro. Aunque se suspendió la procesión y para que no se eche menos ha proseguido hasta agora en que no haya procesiones, con grandí­simo desconsuelo de los fieles, por no hacerse la memoria pública de los misterios altí­simos de nuestra redempción. » (Ximenez, 1971:364) El cronista Ximenez menciona que la procesión del sexto viernes de Cuaresma era de N. S. de Dolores, sobre esta procesión este servidor habí­a escrito un articulo donde la aludió, sin embargo existí­a duda del lugar donde se llevaba a cabo, se pensó inicialmente que salí­a de Catedral pero poco tiempo después, sólo por el hallazgo de nueva información fue posible saber que dicha procesión salí­a realmente del templo franciscano, lugar donde el Obispo Juan Bautista Alvarez de Toledo dió la imagen y proporciono toda la ayuda posible para instaurarla permanentemente, sin embargo al no tener una autentica raí­z popular la misma desapareció al poco tiempo. Llama poderosamente la atención el hecho que el Obispo suspendiera las procesiones luego del terremoto de 1717, aunque Ximenez concluye su obra hacia el año 1726 (Ibidem: XXXV) . La prohibición de procesiones debió cobrar vigencia hasta el siguiente año, dado que el aludido terremoto fue en septiembre de 1717, sin embargo no se cree que dicha prohibición hubiera durado mucho tiempo, eso si cuando menos el año 1718.

Aí‘O 1774 Según Miguel Alvarez Arévalo en su obra «Breves consideraciones sobre la historia de Jesús de la Merced» publicado en 1980, en 1774 no hubo procesiones dado que el año anterior habí­a sucedido un violento terremoto el dí­a 29 de julio el cual dejó gravemente dañada la ciudad al grado que las autoridades de aquel entonces, al poco tiempo decretaron el traslado al valle de la Ermita. Se cree que para la Semana Santa de 1774 la ciudad habrí­a estado con buena parte de sus calles obstruidas por derrumbes de edificaciones, acumulación de tierra y ripio, y la gente procurando su sobrevivencia en medio de muchas carencias.

Aí‘OS 1792-1800 En el ya citado trabajo de Ramirez se reporta que en estos años no salió la procesión de Jesús Nazareno de la Merced en la Nueva Guatemala. En su lugar hubo actividad devocional en el templo.

Aí‘OS 1803-1804 para estos años Ramirez reporta escuetamente que no salió la procesión del Nazareno mercedario capitalino por lluvia; sin embargo al ser consultado el documento original que es el libro de Cofradí­a 3o. de Cargo y Data de la cofradí­a de Jesús Nazareno de La Merced años 1761-1806( Archivo Mercedario de Guatemala s.c.), es interesante lo expuesto por el cofrade Josef Maria Espinoza en el folio 106, allí­ se hace ver lo siguiente correspondiente al año 1803: «Miércoles Santo, tres pesos cinco reales; Jueves Santo, cincuenta y nueve pesos tres reales= Viernes Santo, dies pesos cinco reales y el Sabado tres pesos y un cuartillo; y los quatro dias ____076 (pesos) 5 ¼ (reales).

Nota: que por haber llovido el Jueves Santo a la hora señalada para que saliera la procesion y aun mucho mas de las ocho de la noche, no salio Jesús, por lo que no aparece en esta cuenta la limosna que se pudo haber recojido…» Mas adelante se detalla algo mas acerca de esta situación así­:

Folio 108 «Por otros veinte reales pagados al de la caxa, pito y trompetas destempladas que tocaron desde el Lunes Santo hasta el Martes Santo…»

Por doscientos treinta yndios con sus mayores a real cada uno y la gratificación de los Justicias de los cinco pueblos de que se compone este esquadron, el que estubo con sus tunicas y cera en mano esperando se quitase el agua; y viendo que ya era tarde pasada de la procesion y que la noche no daba indicios de quitarse tan presto el agua se retiraron pues ya estaban pagados desde antemano los treinta y un pesos seis reales…» Los cinco pueblos eran San Pedro, Jocotenango, Santa Isabel , Santa Ana y Ciudad Vieja. Extrañamente en 1804 sucedió lo mismo, esto lo relata el mayordomo José R. Izaguirre así­: «Por haber llovido también en este año el Jueves Santo no salio la procesión, por lo que no aparece aquí­ la limosna que se recoje…» (folio 112). Según Ramirez la procesión salió el Viernes Santo en la mañana aunque no proporciona detalles. Como se pudo conocer, en diversos años han existido dificultades para la salida de procesiones, sin embargo ha prevalecido la devoción del pueblo creyente que tradujo en otras expresiones consecuentes, fundamentalmente actividad penitencial en el interior de los templos, la carencia de este tipo de manifestaciones de fe pública.