Hoy inicia una exposición de arte y objetos mayas que se exhibe actualmente en el celebérrimo museo parisino de Quai Branly.
La exposición denominada “Maya: Del alba al crepúsculo†es una muestra constituida esencialmente por artefactos del Museo Nacional de Arqueología y Etnología de la Ciudad de Guatemala y articulada a través de cuatro secciones bien diferenciadas.
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Las tres primeras recorren cronológicamente la historia de los mayas e inicia su andadura dos mil años antes de Cristo, en el período preclásico al que pertenecen los primeros vestigios de objetos monocromáticos de cerámica y algunos grandes centros ceremoniales, como la Cuenca de El Mirador.
La civilización maya irá dejando en el tiempo construcciones arquitectónicas rituales que atestiguan no solo el desarrollo de una cultura que llegó a estar presente en Guatemala, México, Belize, el Salvador y Honduras, sino también de la evolución de un sistema de organización social y político y el surgimiento de un poder económico dominante.
Un milenio después surgirán los primeros signos de escritura, pero no será hasta el período clásico (250 a.C hasta 1000 d.C), cuando los mayas conozcan el apogeo de su civilización.
El desarrollo artístico, comercial, social y político llega a sus horizontes más elaborados y el sistema de escritura jeroglífica alcanza un elevado estado de ejecución, explicaron los comisarios.
Es entonces cuando aparecen las piezas de cerámica más valiosas, conocidas como “estilo códexâ€, incluidas en el catálogo de la muestra parisina.
Escribas, sabios y artesanos desarrollan un estilo de líneas negras y rojas fijado en las obras sobre un fondo de color crema representa “con gran delicadeza las imágenes de carácter mitológico y cosmológicoâ€.
Ese esplendor desembocará en el hundimiento maya entre los años 750 y 1050 d.C. por causas aún desconocidas, aunque abundan las teorías que identifican las epidemias, los terremotos, las invasiones, la guerra, la superpoblación o, incluso, la llegada de los extraterrestres como el catalizador del crepúsculo maya.
El arqueólogo Richard Hansen, uno de los artífices de la muestra, se inclina por una catástrofe natural porque “solo en ese caso una población entera deserta del que ha sido su hábitatâ€, explica.
Sin embargo, el ocaso maya, no fue un acontecimiento repentino, sino un hecho que se extiende durante más de tres siglos a lo largo de los cuales se desarrolla la llamada cultura postclásica (1000-1524 d.C), en la que aparecerán nuevas técnicas de producción como la metalurgia y que se caracterizará por una intensa actividad guerrera.
Y es que para los mayas “la guerra era un factor de degradación y de aumento de las presiones sociales (…) principalmente llevadas a cabo por las élites para mantener su ‘status quo’†y que terminó por convertirse, probablemente, en una de las causas de su desaparición, según los organizadores de la obra.
No obstante, y como puede observarse en el recorrido fotográfico de Ricky López sobre la Guatemala actual, que forja el último tramo de la muestra, el sistema de “creencias de los mayas modernos todavía persiste en muchas de la creencias que están fundamentadas en la época anterior al contacto con los europeosâ€, indicó el ministro de Cultura.
Así, las ceremonias que llevan a cabo los mayas modernos, el mercado de Chichicastenango o la utilización del calendario sagrado de los mayas, la gastronomía o la decoración textil recuperan aún hoy las huellas de la que fue una de las mayores civilizaciones precolombinas.