Más allá de nuestros telescopios


Pese a los potentes telescopios que se han instalado en el planeta, sólo el diez por ciento del universo puede ser conocido a través de estos aparatos. FOTO LA HORA: AFP ESO

Hasta un 90% de las galaxias del universo alejado habrí­an escapado a nuestros telescopios, según un estudio publicado hoy que deja entrever la posibilidad de desvelar el pasado del cosmo.


Gracias al Very Large Telescope (VLT) instalado en Chile, Matthew Hayes (Observatorio astronómico de la Universidad de Ginebra) y sus colegas han podido observar ciertas galaxias de las menos luminosas que datan de la infancia del universo, cuando éste tení­a sólo una cuarta parte de su edad actual, estimada en 13.700 millones de años.

Para descubrir la cantidad de estrellas formadas en galaxias lejanas y elaborar mapas del cielo profundo, los astrónomos recurren a una radiación caracterí­stica del hidrógeno, el elemento más abundante del universo.

Calentado por estrellas nacientes, el hidrógeno emite ultravioletas de una longitud de onda de 121,6 nanómetros, las llamadas «rayas Lyman-alfa», en honor del fí­sico Théodore Lyman que las descubrió.

Pero numerosos fotones (partí­culas de luz) emitidos en esa longitud de onda son interceptados por nubes de gases interestelares y de polvos. La mayor parte de la radiación queda apresada en la galaxia originaria.

«Cerca del 90% de las galaxias donde nacen estrellas no emiten suficiente radiación Lyman-alfa para poder ser detectadas», resumen los autores del estudio que publica la revista cientí­fica Nature.

«Donde diez galaxias son visibles, podrí­a haber cien», resume Hayes en un comunicado del Observatorio Europeo Austral (ESO), cuyo estudio se centra en galaxias tan distantes que su luz tarda diez mil millones de años en llegar hasta nosotros.

Los astrónomos ya sabí­an que una parte de las galaxias no figuran en sus listas del cielo profundo basadas en Lyman-alfa. El estudio ha permitido medirlo «por primera vez» y constatar que «el número de galaxias que faltan es considerable», añade.

Utilizando dos de los telescopios de 8,2 m del ESO en Chile, su equipo ha podido observar galaxias lejanas en Lyman-alfa y en otra longitud de onda caracterí­stica del hidrógeno caliente, «la raya H-alfa». Menos susceptible de ser absorbido por gases interestelares frí­os, esta radiación fue captada con la cámara Hawk-1 del VLT, que desveló galaxias desconocidas en una región del cielo sin embargo bien estudiada.

«Esta es la primera vez que observamos tan profundamente una porción de cielo con dos longitudes de onda diferentes que irradia el hidrógenos», precisa Gí¶ran Oslin (Universidad de Estocolmo).

«Ahora que sabemos cuánta luz se nos ha escapado, podemos empezar a crear representaciones mucho más exactas del cosmos» porque entendemos «mejor la velocidad a la que se formaron las estrellas en diferentes épocas del universo», concluyó Miguel Mas-Hesse (Centre da astrobiologí­a CSIC-INTA, España.

Una galaxia masiva de esa época alejada podí­a crear estrellas parecidas al sol cien veces más deprisa que actualmente nuestra Ví­a Láctea, mostró el domingo otro estudio, publicado asimismo por la revista cientí­fica Nature.