Dividida sobre si acude esta semana en ayuda de Grecia


Los europeos trataban hoy de convencer a su socio alemán de aprobar esta semana en una cumbre de la UE un mecanismo de ayuda financiera para Grecia, aunque la oposición de la opinión pública alemana refuerza la reticencia de Berlí­n.


La gran incógnita reside en si los 27 aceptarán incluir en la agenda de su cumbre del jueves y viernes en Bruselas el debate sobre un plan de apoyo financiero, que Atenas reclama para calmar a los especuladores y complementar su plan de austeridad contra la explosión de su déficit y deuda públicos.

Mientras Alemania ha advertido contra hacerse «falsas esperanzas», la presidencia española de la Unión Europea (UE), junto a la Comisión Europea y otros Estados miembros, hicieron el lunes un llamamiento en favor de Grecia.

España va a «hacer todos los esfuerzos» para mostrar «esa solidaridad que (Grecia) merece debido a las medidas que el propio gobierno ha tomado ya» para lidiar con su crisis presupuestaria, indicó el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel íngel Moratinos, al iniciar una reunión con sus homólogos de la UE en Bruselas.

Por este motivo, los españoles, que ejercen este semestre la presidencia rotativa de los 27, «trabajan» para incluir el mecanismo de apoyo financiero a Grecia en el orden del dí­a de la cumbre, explicó Moratinos, defendiendo que se trata de un momento «importante para el futuro de la UE y del euro».

El plan de rescate, preparado la semana pasada por los ministros europeos de Finanzas, se basa en un sistema de préstamos bilaterales y está concebido para aplicarse únicamente en caso de imperiosa necesidad, es decir, si se estima que la crisis griega amenaza seriamente la estabilidad de la Eurozona.

Y aunque los griegos insisten en que no necesitan ninguna ayuda financiera de la UE de forma inmediata, sino sobre todo un apoyo polí­tico que compense sus esfuerzos de austeridad, Berlí­n no parece dispuesto a mostrarse favorable.

El secretario alemán de Estado para Asuntos Europeos, Werner Hoyer, esgrimió el lunes en Bruselas problemas «jurí­dicos» para justificar la oposición de su jefa de gobierno, Angela Merkel, para quien los 16 paí­ses de la Eurozona no están autorizados a concederse préstamos.

Merkel cuenta en casa con el apoyo popular, según un sondeo divulgado por el Financial Times, que indica que cerca del 61% de los alemanes se opone a que su gobierno ayude a Grecia a superar la crisis generada por su deuda, alimentada en parte por problemas de corrupción y despilfarro.

Pero en Bruselas, Alemania se está quedando aislada. Francia, Luxemburgo, Italia y la Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, llamaron el lunes a la solidaridad europea, secundando la postura de la presidencia española.

«La credibilidad de Europa está en juego», declaró el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini: «Cuando un paí­s de la Eurozona atraviesa un momento difí­cil, tenemos el deber moral e institucional de intervenir», expresó.

Su homólogo francés, Bernard Kouchner, abogó por apoyar a los «amigos griegos que han propuesto un plan de (austeridad) muy valiente», mientras que el titular luxemburgués, Jean Asselborn, advirtió de que un «hundimiento» de las finanzas griegas serí­a «muy grave» para el conjunto de la Eurozona.

Grecia se enfrenta a una deuda cercana a los 300.000 millones de euros (406.000 millones de dólares), con un déficit público que alcanzó el 12,7% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2009.

Su gobierno necesita refinanciar su deuda con 50.000 millones de euros (68.000 millones de dólares) para este año y, por el momento, el dinero que toma prestado lo devuelve con una tasa de interés muy elevada a la media.

El plan europeo supondrí­a un paquete de préstamos de hasta 22.000 millones de euros (29.000 millones de dólares), a tipos de interés juzgados más razonables, según fuentes comunitarias.

De ser abandonada por sus socios europeos, Atenas no excluye recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), una posibilidad a la que Berlí­n se ha mostrado «abierta», junto a otros dos paí­ses de la Eurozona, Holanda y Finlandia.