Danza en el agua y tango, en Parí­s


Un espectáculo de danza sobre agua al ritmo de tango presentará la coreógrafa argentina Diana Theocharidis en el marco del Festival del Imaginario, uno de los eventos culturales más importantes de Francia.


En «Transcripción», que se presentará en Parí­s hoy y mañana, una piscina de seis centí­metros de profundidad sirve como escenario para una serie de bailes marcados por pausas y repeticiones, que de manera fí­sica remiten a la memoria y al olvido.

«El agua es un territorio de los recuerdos», indicó Theocharidis mientras vigilaba cómo se llenaba de agua el escenario. «Es una pieza que habla del paso del tiempo, en la que hay mucha nostalgia».

En la obra cada bailarí­n se sumerge en un recorrido í­ntimo, completamente ajeno a lo que hacen los otros dos.

Mientras uno baila pasos de jasápico, una danza tradicional griega, otro sigue pasos de ritmos argentinos como el malambo y algunos zapateos propios del tango. Una tercera bailarina se mueve entre ellos, con movimientos propios de la danza contemporánea.

«Cada bailarí­n trabaja sobre el mismo material, marcado por un mundo de recuerdos personales y colectivos», señaló la coreógrafa. «Dan dos o tres pasos, paran, vuelven a comenzar».

Cerca de ellos, sentado en una plataforma que flota como una isla, el violonchelista finlandés Anssi Karttunen interpreta la música compuesta por la finlandesa Kaija Saariaho y el argentino Pablo Ortiz, habitual colaborador de Theocharidis.

Ortiz trabaja la música de manera similar que la coreografí­a, retomando y repitiendo pequeños fragmentos de tango argentino y de tango finlandés, de esta manera generando una nueva «transcripción».

«La música une a este conjunto de personas, recuerdos, materiales y pasos», indicó la coreógrafa de origen griego.

«Transcripción» llegó al festival parisino especializado en las «artes vivientes» -teatro, música, marionetas, danza- por pedido especial de Arwad Esber, directora de la Casa de Culturas del Mundo que lo organiza. Sólo entonces Theocharidis consideró revivirla.

La obra, que habí­a sido presentada en los sótanos del Teatro Colón de Buenos Aires en 2003, solamente habí­a sido retomada una vez.

«Fue una experiencia tan mágica que pensé «Nunca más la volveré a hacer»», señaló Theocharidis, evocando las «catacumbas» llenas de columnas que llenó con mil litros de agua. «Me resulta difí­cil desprenderme de esa imagen y me costó mucho pensar que lo podrí­a hacer en un teatro.»

Sin embargo, no es la primera vez que Theocharidis concibe un espectáculo en un espacio poco ortodoxo.

En 2007 habí­a llevado el baile a las vidrieras de una tienda en el barrio de Palermo, en Buenos Aires. Luego llevarí­a esa propuesta un poco más lejos al concebir una danza que se llevó a cabo en un edificio de cuatro pisos y enormes ventanales en Valdivia (Chile).

«Los espacios públicos son escenografí­as maravillosas», señaló Theocharidis. «Me encanta ese encuentro con un público que no necesariamente va a ver un espectáculo, que la danza se convierta en una presencia inesperada que irrumpe de repente».

Sus coreografí­as han explorado con frecuencia las fronteras de la danza con otras disciplinas, desde la literatura hasta el mundo del circo. «La danza contemporánea está muy abierta al contacto con otros géneros artí­sticos», indicó.

Así­, ha hecho coreografí­as para obras tradicionales como la ópera Bomarzo, pero también para proyectos más atí­picos como una puesta en escena de poemas del griego Constantino Cavafis -con el reconocido dramaturgo argentino Alfredo Arias- o una del himno nacional argentino.

También ha trabajado con «bailarines» poco habituales, como cuando reclutó a una tropa de artistas callejeros -acróbatas, patinadores, lanzadores de fuego- para «tomarse» el Teatro Colón, en el espectáculo «Varieté» de Mauricio Kagel.

Otra de sus piezas, basada en un libro de Italo Calvino, fue protagonizada por un lanzador de hachas que arrojaba puñales reales a su compañera de baile.

«Cada obra te lleva hacia determinados espacios y determinados artistas», explicó Theocharidis. «Me da mucha curiosidad ver cómo va a salir esta vez».