Es increíble que hace unos 30 años, se nos llenaba la boca de satisfacción al denominar a nuestro país como el de la «Eterna Primavera». Sin embargo, desde hace muchos años el Inguat ya no ha podido utilizar este enganche publicitario, y ha cambiado a «Corazón del Mundo Maya», quizá para restar esta característica a México.
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Lo cierto es que nuestro país ya perdió su primavera. La promoción que se hacía, sobre el clima de este país, ya se tiró a la basura. Sólo ayer, al ver el termostato, éste marcaba 35 grados centígrados. ¡35 grados en la capital, en plena meseta central, con una altitud bastante favorable! Aún peor, en otras zonas más cálidas -como Zacapa, Izabal y la Costa Sur-, la temperatura superó los 40 grados centígrados.
Nuestro país, el cual ha sido condenado por los latifundistas al modelo agroexportador, está en peligro de muerte, porque el cambio climático amenaza con herir nuestra esencia, que es el clima. Lamentablemente, las autoridades no se han dado cuenta de ello, o bien parece que no les importa.
La esencia del modelo económico de Guatemala es, o al menos debe ser, la característica microclimática del país. Sin embargo, cada año es más perceptible el aumento de la temperatura en nuestro país. Hace unos diez años, era muy raro el lugar (quizá sólo Zacapa) que sobrepasaba los 30 grados centígrados, pero ahora debemos hablar de más de 40 grados, un evidente síntoma que nuestro país tiene fiebre.
En fin, el modelo de producción necesita, imprescindiblemente, conservar nuestra «eterna primavera». Por ejemplo, el café de altura -que tanto orgullo le ha dado a los agroexportadores en los últimos diez años- perdería su calidad con tan sólo se aumentasen dos grados más al promedio de la temperatura en el territorio. Sin las condiciones adecuadas, el café de altura se convertiría en café de sombra, de mucha menor calidad y que no serviría para la exportación.
Y aunque las causas no iniciaron sólo de hace poco, y aunque las autoridades se quieran lavar las manos, el Estado sí tiene alta incidencia en estos efectos y, por tanto, tienen una alta injerencia en la solución.
El equilibrio ecológico del país se está perdiendo por los grandes problemas al cual el Estado hace oídos sordos. El tema de la explotación minera y petrolera, sin regulación ni estudios de impacto ambiental, es una de las causas del desequilibrio climático en el país. La contaminación del 80 por ciento de los ríos y lagos del país provendría de la falta de control estatal en las empresas explotadoras de recursos no orgánicos.
La expansión de la frontera narcoagrícola en la Franja Transversal del Norte, hace que se estén consumiendo anualmente centenas de hectáreas de bosques y selvas. Grave demagogia es que el Gobierno les eche la culpa a campesinos que supuestamente invaden, porque éstos no podrían crear un impacto tan grande como los carteles del narcotráfico.
La frontera narcoagrícola ya está afectando los vestigios de las antiguas ciudades de la cultura maya, y dentro de poco ya no podremos anunciar al país como «Corazón del Mundo Maya», así como ya no podemos anunciarlo como «el de la Eterna Primavera».
Pero tal parece que al Estado, especialmente al Gobierno, no le interesan estos problemas; como solución, proponen que esa especie de Superministerio de Cohesión Social se haga cargo de los daños colaterales del cambio climático; es decir, se hacen cargo de la contaminación del lago de Atitlán, u ofrecen Bolsas Solidarias a las víctimas de la desertificación del Corredor Seco. Pero ninguna solución de fondo.
Al Gobierno le quedan sólo diez meses. En enero del próximo año, la mayoría de sus funcionarios renunciarán para tener posibilidades electorales. Y las decisiones presidenciales estarán con manos atadas para no crear mala imagen a la candidata presidencial. Así que, como consejo sano, el Gobierno debería dejar de intentar acaparar tantos programas, y enfocarse únicamente en dos ejes transversales (que atañen a todos los ministerios): cambio climático y seguridad. Si no se logran avances importantes en estos dos temas, dentro de dos años el país se convertirá en un desierto infernal, violento y caliente, de más de 40 grados centígrados. (http://diarioparanoico.blogspot.com)