El Gobierno estadounidense restó importancia este miércoles a las nuevas imágenes del presidente cubano Fidel Castro, al tiempo que rechazó el proyecto de ley bipartidista para flexibilizar el embargo contra la isla presentada por dos congresistas.
El Gobierno estadounidense no modificó un ápice su posición sobre Cuba después de la difusión la víspera por la televisión cubana de un nuevo video del convaleciente presidente Fidel Castro, quien delegó el poder a su hermano el pasado 31 de julio, tras padecer una operación intestinal.
El portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tom Casey, se negó a comentar el estado de salud del presidente cubano y reiteró la importancia de que «Cuba y los cubanos tengan la oportunidad de expresar libremente sus puntos de vista y elegir libremente a sus dirigentes».
El secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, también minimizó el impacto del video, al asegurar «no haber observado en detalle» las imágenes, las primeras desde hace tres meses, al tiempo que también restó importancia a la presencia a su lado del presidente venezolano, Hugo Chávez.
«No es la primera vez que estuvieron juntos. Los vi varias veces juntos y es probable que vuelvan a reunirse», afirmó el cubano-estadounidense de más alto rango en el gobierno del presidente George W. Bush, en una rueda de prensa previa a su vista de hoy a México.
Como Casey, Gutiérrez volvió a pedir democracia en Cuba, la posición que viene reiterando el Gobierno estadounidense desde hace seis meses, a la hora de hablar de Cuba.
«Lo más importante es que sigamos prestando atención a la situación de los cubanos en Cuba y el hecho de que se les ha negado durante tanto tiempo los derechos humanos fundamentales», explicó.
«Queremos que sean capaces de elegir y determinar su futuro», añadió en una rueda de prensa previa a su visita hoy a México, el responsable estadounidense, que encabeza la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, que fortaleció en junio de 2004 el embargo contra la isla aplicado desde 1962.
Al respecto, Gutiérrez rechazó el proyecto de ley que el demócrata Bill Delahunt (Massachussets, noreste) y el republicano Ray LaHood (Illinois, norte) presentaron este mismo miércoles en el Congreso para levantar los límites impuestos en 2004 a los viajes de cubano-estadounidenses a la isla.
«Tenemos que enfocarnos en la realidad de que los cambios se tienen que hacer en la isla. No aquí», insistió. «Ahí es donde hay que tener libertad, democracia, libertad de expresión. Entonces el cambio tiene que empezar en Cuba», añadió.
Por supuesto, ambos congresistas no compartieron ese punto de vista, al presentar «la ley para devolver sus derechos a las familias cubano-estadounidenses».
«Esta ley permitirá viajar a los ciudadanos estadounidenses y los residentes permanentes con familiares en Cuba cuando quieran, sin tener que conseguir una autorización del Gobierno norteamericano», afirmó Delahunt.
En caso de ser aprobada, la ley permitiría a los cubanos radicados en Estados Unidos «llevar con ellos remesas sin límites a sus familias», añadió el representante, que encabezó la delegación de diez congresistas estadounidenses que viajó a La Habana en diciembre.
Las visitas familiares de cubanos desde Estados Unidos fueron restringidas por el presidente George W. Bush en 2004 a una cada tres años y sólo a familiares directos (cónyuges, hijos, padres y hermanos).