Tomado de Periódico La Jornada
El mundo literario de México lamenta la muerte del amigo, escritor y traductor Carlos Montemayor, quien rescató del olvido a los pueblos indígenas y defendió las lenguas originarias del país para compartir los espacios académicos, culturales, sociales y políticos. Su fallecimiento, el domingo pasado, «deja una huella profunda imposible de llenar al ser considerado el último gran hombre de letras en México», expresaron a La Jornada, amigos del autor y tenor mexicano.
José Emilio Pacheco, poeta: «La aportación de Carlos Montemayor a la literatura indígena es muy importante. Antes decíamos poesía mexicana y ahora debemos decir poesía mexicana escrita en español, porque el autor de Guerra en el paraíso tuvo una importancia decisiva en que hubiera poesía contemporánea en lenguas indígenas.
«A diferencia de otros escritores que tienen unos finales muy tristes, la de Montemayor fue una buena muerte, porque acababa de terminar su libro y hace un par de meses recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Literatura. Me siento muy infortunado de ya no contar con su presencia. Es el último gran hombre de letras de la literatura mexicana.»
Ignacio Solares, escritor: «Nos conocimos a los 10 años, jugábamos a las pistolas; siempre fue muy amigo y la pérdida es terrible. La muerte de un amigo es más profunda que el amor sexual, porque un amigo no pide nada y haces tuyos sus logros, y de alguna manera se muere una parte tuya. La novela Guerra en el paraíso es una de las mejores novelas escritas en México, a la altura de la obra de Martín Luis Guzmán, o de Ulises criollo, de José Vasconcelos. Carlos Montemayor deja una huella profunda imposible de llenar; es un escritor único.»
PONIATOWSKA, GLANTZ…
Elena Poniatowska, escritora: «Los pueblos indígenas pierden a un aliado y un gran admirador. Carlos Montemayor defendió las lenguas originarias de México. Los indígenas pierden a un gran amigo que se comprometió con causas sociales, pues parecía que su vida la iba a dedicar totalmente a la academia. Carlos es reconocido por su famosa obra Guerra en el paraíso, que documentó por su relación con los guerrilleros; era algo muy raro, como la antítesis de todo su conocimiento académico.»
Hugo Gutiérrez Vega, poeta: «Fue un mexicano de excepción; su vida y obra son merecedoras de lo que los liberales llamaban el bien de la República. Su obra tuvo muchas facetas, en primer lugar, su poesía escrita bajo el signo del mes de abril. Sus relatos y novelas, cuyo trasfondo eran la realidad sociopolítica del país. Fue defensor de los derechos humanos y de los pueblos indígenas e intermediario en varios intentos de pacificación: en resumen fue rebelde, valiente, excelente prosista, hombre de vasta cultura, magnífico amigo y excelente tenor. Como decía don Jorge Manrique: «aunque la vida perdió, dejonos harto consuelo su memoria».»
Margo Glantz: «Lo conocí cuando llegó de Chihuahua, muy jovencito. Fue mi alumno en la Facultad de Filosofía y Letras; sabía latín, griego; era un estudiante muy activo, y desde entonces establecimos una amistad muy buena, que se mantuvo a lo largo de los años. Luego coincidimos en la Academia Mexicana de la Lengua, donde le pedí que contestara mi discurso de ingreso, lo cual hizo de manera maravillosa. Lamento mucho su muerte; creo que Guerra en el paraíso es una de las novelas políticas históricas más importantes que se han escrito.»
Natalio Hernández, escritor nahua. «La muerte de Carlos Montemayor es una pérdida muy lamentable. Carlos y yo caminamos juntos a lo largo de 30 años, justamente desde 1980 hasta ahora. Juntos organizamos el primer Encuentro Nacional de Escritores en Lenguas Indígenas en 1990. En 1992, Montemayor coordinó una antología con varios escritores en lenguas indígenas. Este libro de ensayos lo publicó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes con el título Situación actual y perspectivas en lenguas indígenas, que se publicó en 1993. Promovimos varios encuentros de escritores, talleres de literatura en lenguas indígenas con los zapotecos, purépechas, nahuas, mixtecos de Guerrero y tzeltales.
«Hace 20 años me dijo: «los sabios mayas me han cambiado la visión del mundo, ahora me siento como un pequeño sol dentro del universo; somos tan insignificantes en este mundo, que a veces nos olvidamos y pensamos que somos grandiosos».
«Como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua Española siempre planteó y defendió que las lenguas originarias del país compartieran todos los espacios: académicos, culturales, sociales o políticos. Su labor deja una huella profunda dentro de este desarrollo multicultural y multilingí¼e de México.»
Juan Gregorio Regino, escritor: «Fue aliado de todos nosotros; además de su contribución personal, abrir espacios para los escritores indígenas, que nos haya visto como amigos, compañeros, colegas, habla bien de él, porque contrariamente a la visión indigenista paternalista, con la que se han acercado algunos a la literatura de autores indígenas, él lo hizo desde otra perspectiva y eso nos permitió trabajar con él como amigo y compañero.»
Jesusa Rodríguez, creadora escénica: «Lo más grave es que sentimos como si perdiéramos parte del territorio nacional. Para México es un desfonde de un pilar de pensamiento, y en un momento tan oscuro para el país como éste, es como si un guía que nos llevaba en esa oscuridad desapareciera. Sin embargo, su voz sigue siendo una luz, y lo que él hereda a México es invaluable. Vamos a extrañar mucho su reflexión diaria de la realidad, porque era un sabio. Nos queda su legado, como esa orientación, como trazo para buscar alguna salida a esta tragedia de México. Cuando alguien se muere decimos que era el único; en este caso era único. Además, porque muy pocos intelectuales se comprometen directamente con las luchas de resistencia como él.»
DEL PASO, TIBOL, íGUEDA LOZANO…
Fernando del Paso, escritor: «Me hubiera gustado mucho haberle manifestado algún día de viva voz el gran respeto y la profunda admiración que siempre le tuve, los pecados por omisión son imperdonables; cuando uno dice algo a alguien que le ofende, se puede obtener perdón; cuando se deja de decir algo, que en justicia lo halague, es imperdonable, porque se pierde en el vacío de lo que nunca fue. Eso es lo que quiero decir».
Patricia Galeana, historiadora: «Es una gran pérdida para las letras mexicanas. Habría que destacar su labor tan importante en defensa de los pueblos indígenas. Tuve oportunidad de platicar con él en semanas pasadas y estaba muy contento de que se hubiera traducido la Constitución al náhuatl, y quería que se tradujera también al tzotzil, para que los pueblos de la región zapatista tuvieran acceso a ella. Me parece que esa lucha social que dio es uno de los esfuerzos que lo enaltecen».
Raquel Tibol, crítica de arte: «No tuve amistad con él y creo que una vez en la vida le debo haber dado la mano, pero lo siento como hubiera sido muy cercano, por su ideología, por su defensa de los indígenas, de los luchas populares. Fue excepcional.»
Gabriel Macotela, artista visual: «Lo admiraba muchísimo, aunque nunca tuve la oportunidad de conocerlo. Era maravilloso su sentido crítico, analítico, de la sociedad mexicana, de nuestra realidad. Qué tristeza que alguien con esa visión y profundidad se nos vaya y nos deje más jodidos de lo que estamos. Esas críticas hacen mucha falta en México.»
ígueda Lozano, artista visual: «Era mi gran amigo, como mi hermanito, le decía. Estoy aturdida. Lo vi hace un mes, frágil, pero se suponía que era otra cosa, no cáncer. Primero está el gran cariño que le tuve, luego el respeto por su obra, su trabajo. Tenía un camino claro, sin concesiones. Esta noticia es algo que no esperaba, porque Carlos tuvo un camino de lucha tan clara, tan abierta, en la que participé con él. Ojalá México no se olvide de esa opinión, de esa libertad. Es muy fuerte para mí este desprendimiento, como amiga, como mexicana.»
Carlos Montemayor nació en Parral, Chihuahua, el 13 de junio de 1947, y murió en México, D.F., el 28 de febrero de 2010; fue un escritor, traductor, activista social defensor de los pueblos indígenas y de los grupos más vulnerables de su país, miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, de la Real Academia Española, de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas y cantante de ópera mexicano.
ESTUDIOS Y DOCENCIA
Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal, y la preparatoria en la Universidad de Chihuahua. Se trasladó a la ciudad de México, en donde cursó la licenciatura en derecho y una maestría en letras iberoamericanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México de 1965 a 1971. Realizó estudios de lengua hebrea en El Colegio de México, y de forma paralela, de 1967 a 1976, estudió griego clásico, latín, francés, portugués, italiano e inglés.
Impartió clases en la Escuela Preparatoria de la UNAM y fue profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco (UAM) desde 1974.
ARTICULISTA Y ESCRITOR
Colaboró como articulista para las revistas y periódicos Plural, Excélsior, Unomásuno, y La Jornada. Dirigió la Revista de la Universidad de 1973 a 1975, y fue fundador de la revista Casa del Tiempo de la UAM, la cual dirigió de 1980 a 1982.
Su libro Tarahumara es el compendio más completo acerca de los rarámuris de la Sierra de Chihuahua. Su obra Guerra en el Paraíso es el relato trágico de los hechos violentos que se vivieron en México a principios de los años setenta durante la guerra sucia en México y especialmente la guerrilla de Lucio Cabañas. Mal de piedra se remite a una de las constantes de Parral, su pueblo natal: la minería. Lo mismo que en Minas del retorno, donde rompe con el modelo de la tradicional novela lineal.
Tradujo clásicos como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo así como de poetas modernos como Fernando Pessoa y Líªdo Ivo. Mostró un gran interés por las culturas indígenas de México, realizó una antología de cuentistas oaxaqueños entre 1979 y 1980, escribió además Encuentros con Oaxaca, Arte y trama en el cuento indígena, Arte y plegaria en las lenguas indígenas de México, La voz profunda: antología de literatura mexicana en lenguas indígenas y el Diccionario del náhuatl en el español de México.
Como activista y luchador social analizó el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y simpatizó con algunas de las actividades organizadas por el Subcomandante Marcos. Al respecto, escribió Chiapas: La rebelión indígena de México. Entre sus últimas actividades, fue miembro de la Comisión de Mediación entre el gobierno federal y el Partido Democrático Popular Revolucionario – Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR), investigando el paradero de dos desaparecidos políticos. Falleció el 28 de febrero de 2010, a consecuencia de cáncer de estómago, padecimiento que lo había obligado a ingresar al Instituto Nacional de Cancerología.
POESíA
Las armas del viento. 1977.
Abril y otros poemas. 1979.
Finisterra. Premiá, 1982.
Abril y otras estaciones (1977-1989). 1989.
Poesía (1977-1996). 1997.
Antología personal. 2001.
Los amores pastoriles
Los poemas de Tsin Pau. Alforja, México, 2007.
RELATO
Las llaves de Urgell. 1971.
El alba y otros cuentos. 1986.
Operativo en el trópico. 1994.
Cuentos gnósticos. 1997.
La tormenta y otras historias. 1999.
NOVELA
Mal de piedra. 1980.
Minas del retorno. 1982.
Guerra en el Paraíso. 1997.
Los informes secretos. 1999.
Las armas del alba. 2003.
La fuga. 2007.
í“PERA
Encuentro en el ocaso, libreto para una ópera en un acto puesto en música por Daniel Catán.
PREMIOS Y DISTINCIONES
Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional, por su cuento Operativo en el trópico.
Premio Xavier Villaurrutia, por Las llaves de Urgell, en 1971.
Premio José Fuentes Mares, por su libro de poesía Abril y otras estaciones.
Premio Colima de narrativa, por Guerra en el Paraíso.
Miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, ingresó el 14 de marzo de 1985, ocupó la silla XX.
Doctorado honoris causa otorgado por la Universidad Autónoma Metropolitana en 1995.
Profesor Emérito de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en 1995.
Miembro honorario de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas en México desde 1997.
Medalla Roque Dalton por El Consejo de Cooperación con la Cultura y la Ciencia de El Salvador en 2003.
Premio Fundación México Unido a la Excelencia de lo Nuestro en 2007.
Presea Gawí Tónara: Pilares del Mundo, galardón de artes del gobierno de Chihuahua en 2009.
Premio Nacional de Lingí¼ística y Literatura en el 2009.