Tres militares de EE.UU. mueren en Irak


Imparable. Un nuevo coche bomba estalló hoy en Bagdad cobrando la vida de varios civiles.

Los insurgentes iraquí­es mataron a otros tres militares estadounidenses hoy, mientras la violencia religiosa dejó decenas de muertos durante la última jornada de la festividad del Achura, la más importante del calendario chií­ta.


Además, en el último ataque contra las fuerzas de seguridad iraquí­es, un kamikaze prendió fuego a un camión cargado de combustible en una base militar e hirió a 12 soldados, según una fuente de seguridad.

Estas muertes se producen cuando en Washington, un almirante nombrado para dirigir las fuerzas norteamericanas en Oriente Medio dijo ayer que la estrategia de Estados Unidos no está funcionando.

«Creo que la situación en Irak puede cambiar pero queda poco tiempo», dijo el almirante William Fallon al comité de las fuerzas armadas del Senado.

Fallon ratificó su apoyo al plan del gobierno del presidente estadounidense, George W. Bush, de desplegar en Irak 21.500 soldados más, sobre todo para reforzar la seguridad en Bagdad.

Dos soldados y un infante de marina estadounidenses murieron el martes en el oeste de Irak «durante una acción enemiga en la provincia de Al Anbar», anunció hoy el ejército norteamericano en un comunicado.

Este mes han muerto al menos 85 militares norteamericanos y desde la invasión de Irak en marzo de 2003, lo han hecho un total de 3.078 militares estadounidenses y personal asimilado, según un balance establecido a partir de cifras del Pentágono.

Los insurgentes también atacaron este miércoles a civiles, matando a dos de ellos, un dí­a después de una ola de ataques a peregrinos chií­tas que dejaron decenas de muertos durante su festividad más importante.

Los peregrinos celebraban el Achura, la principal fiesta religiosa chií­ta en la que los chií­tas conmemoran la muerte violenta de Hussein en el año 680 luego de su derrota frente al ejército del califa omeya Yazid, en Kerbala.

En la ciudad santa de Kerbala murieron más de 50 personas a pesar del fuerte dispositivo de seguridad frente a los cerca de 1,5 millones de chií­tas que participaban en la peregrinación.

Paralelamente, 10 civiles murieron y 16 resultaron heridos por un disparo de mortero que cayó en el barrio sunita de Adamiya (noreste de Bagdad), indicaron fuentes de la seguridad iraquí­.

Mientras, responsables citados por la cadena de televisión CNN dijeron que Estados Unidos sospecha que los iraní­es están directamente involucrados en un ataque perpetrado el 20 de enero contra un complejo estadounidense en Kerbala en el que murieron cinco soldados norteamericanos.

El almirante Fallon, que debe ser confirmado en el cargo, dijo al comité del Senado que buscará respaldo de los paí­ses de la región para vigilar a Irán, que según él está desarrollando capacidades militares para impedir el acceso de tropas estadounidenses al Golfo.

Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dijo ayer que la violencia religiosa y el crimen empujan cada dí­a a más de mil iraquí­es a abandonar sus hogares.

Antes del atentado contra el santuario chií­ta de Samarra de fines de febrero de 2006, habí­a 1,2 millones de desplazados en Irak. Desde entonces, cerca de 360 mil personas huyeron de la violencia aunque no lograron abandonar el paí­s por falta de medios, y esta «decepcionante tendencia» parece mantenerse, según un informe de la OIM.

Los desplazados «abandonan las zonas mixtas hacia zonas más homogéneas», sin que la violencia disminuya, explicó durante una conferencia de prensa Dana Graber, una de las responsables del estudio.