Maradona contra Alemania, un pulso con sabor a final de Mundial


Diego Armando Maradona se enfrentó a Alemania en la final de México 86. FOTO LA HORA: ARCHIVO

El amistoso del miércoles en Múnich entre las selecciones de Argentina y Alemania, con Diego Maradona en el banquillo de la albiceleste, recordará a los grandes enfrentamientos en las finales de los Mundiales de 1986 y 1990, con el «Pelusa» como jugador.


En México-1986, el propio Maradona vivió su mayor momento de gloria como futbolista al levantar al cielo azteca el trofeo planetario y proclamarse campeón mundial en la cita que le consagró entre los más grandes y en el que la República Federal Alemana (RFA) fue la ví­ctima (3-2) en la final.

El actual seleccionador argentino, estrella de un Mundial en el que se llevó el Balón de Oro a mejor jugador y logró cinco dianas, no marcó nunca ante los alemanes, pero fue determinante para ganar aquella final al brindar el decisivo pase de gol a Jorge Burruchaga, a siete minutos para el final.

Antes, su paí­s habí­a encarrilado el triunfo con los tantos de José Luis Brown (23) y Jorge Valdano (55), pero los europeos habí­an conseguido reaccionar y equilibrar la situación, por medio de Karl-Heinz Rummenigge (74) y Rudi Voeller (80). Hasta que apareció Maradona y la historia se reescribió.

«Se me cayeron las lágrimas. Habí­a llorado en cada momento de mi carrera, pero éste fue el mejor, el más sublime», dijo Maradona años después al recordar esa final.

Cuatro años más tarde, la RFA, liderada por Lotthar Matthí¤us, se cobró la revancha sobre el equipo que entraba Carlos Bilardo, ganando el tí­tulo en Italia-1990 gracias a un polémico penal que transformó Andreas Brehme y que arrebató la corona a Maradona y sus compañeros.

El «Pibe de Oro» no brilló en el paí­s europeo como en México, pero se llevó el Balón de Bronce.

Aquel duelo en el Olí­mpico de Roma estuvo marcado por la discutida actuación del árbitro mexicano Edgardo Codesal, al que los argentinos, con Bilardo al frente, acusaron de favorecer una «conspiración» a favor del triunfo de los alemanes. Argentina, más allá del penal, terminó con nueve hombres.

Pero también en otros momentos claves de la carrera de Maradona, los rivales alemanes fueron protagonistas: en su principal éxito internacional con el Nápoles italiano, el triunfo en la Copa de la UEFA 1988-1989, también los germanos terminaron rindiéndose al talento desbordante del mí­tico 10.

En las semifinales de aquel torneo, los napolitanos eliminaron al Bayern Múnich con un global de 4-2 (2-0, 2-2) y en la final, también a ida y vuelta, superaron al Stuttgart por un total de 5-4 (2-1, 3-3).

Maradona fue el autor del primer gol en el triunfo de los italianos en la ida de la final, abriendo el camino hacia el tí­tulo.

A principios de los noventa, la carrera de Diego se verí­a empañada por su positivo por cocaí­na, su detención por posesión de drogas y una larga sanción, que le tuvo apartado año y medio de los terrenos de juego.

En su reaparición, en 1992, el legendario jugador eligió al Sevilla y su primer partido, uno de los momentos especiales en su carrera, fue de nuevo ante un conjunto alemán, en un amistoso ante el Bayern Múnich de Matthí¤us.

Como en todo el mundo, el nombre de Maradona equivale en Múnich a historia del fútbol y muchos esperan con ilusión que su paí­s vuelva a cruzarse en un estadio con el astro argentino, que por primera vez se medirá a un equipo alemán desde que pasó a ocupar funciones de entrenador.

«Argentina siempre será fuerte en el fútbol. Me alegrará, sobre todo, ver a Maradona», admitió el seleccionador germano, Joachim Lí¶w.

El combinado argentino, con su mediático seleccionador al frente, llegó en la tarde-noche del domingo a Múnich, donde se entrenó en la mañana del lunes en los terrenos del segundo equipo de la ciudad, el TSV 1860 Múnich (2ª división).

MESSI Empieza el sueño


El atacante Lionel Messi disputará el miércoles en un amistoso ante Alemania en Múnich su primer partido del año con la selección, con el objetivo de empezar a «reconquistar» las simpatí­as de la hinchada albiceleste, a cien dí­as para el Mundial de futbol de Sudáfrica.

La estrella del Barcelona ha brillado en los últimos meses con su club, arrasando en los galardones individuales de 2009 y sumando seis tí­tulos, entre ellos la Liga española, la Liga de Campeones y el Mundial de clubes, pero sus actuaciones han sido más discretas con el equipo nacional.

Después de los duelos de preparación de enero y febrero, ante Costa Rica (3-2) y Jamaica (2-1) respectivamente, con un «equipo B» y sin sus estrellas de las ligas europeas, Diego Maradona ha aprovechado el encuentro en suelo alemán para diseñar una convocatoria ideal, que huele a lista para el Mundial.

El último encuentro de Messi con la elástica del paí­s se remonta a mediados de noviembre, cuando su paí­s cayó 2-1 ante España en el estadio Vicente Calderón de Madrid, en un partido en el que se mostró por momentos activo en la creación de juego, pero en ningún momento determinante.

Coincidiendo con sus premios de diciembre (Balón de Oro y Jugador Mundial FIFA), que reconocí­an sus méritos en el año que terminaba, las crí­ticas entre sus compatriotas se acentuaron y algunos le acusaron de falta de compromiso.

Ese mismo mes, con su tí­tulo en el Mundial de Clubes de Abu Dabi ante el Estudiantes de La Plata gracias a un gol suyo en la prolongación, la polémica se reavivó.

Por ello, la «Pulga» se conjuró para que 2010, con Sudáfrica en el horizonte, fuera «su» año también con Argentina y poder responder con goles y espectáculo a los más escépticos.

«Me molesta un poco que duden de mí­ (de su compromiso con Argentina), porque no es así­. Soy argentino y siento la camiseta como el que más. Tuve la suerte de conseguirlo todo con mi club y me gustarí­a lo mismo con Argentina», aseguró horas antes de recibir el FIFA World Player en diciembre en Zúrich.

Unas semanas antes, habí­a declarado a la prensa de su paí­s que tiene el Mundial-2010 como gran reto. «Doy todo por ganar el Mundial, cambiarí­a todos los tí­tulos que logré con el Barcelona. Serí­a lo máximo», afirmó.

Hasta el técnico Diego Maradona tuvo que salir en defensa del astro rosarino, mostrándose confiado en que pueda guiar a la selección hasta el tí­tulo, como él mismo hiciera en la edición de México-1986. «Será la gran figura del Mundial. Saldrá del Mundial como el gran jugador que es», vaticinó.

Un gran éxito con la absoluta es la gran asignatura pendiente de Messi, que sí­ ha conseguido brillar representando a su paí­s en categorí­as inferiores.

En 2005 llevó a los argentinos al tí­tulo mundial Sub-20, obteniendo además el Balón de Oro a mejor jugador y la Bota de Oro a máximo anotador, con seis dianas, mientras que en los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n formó parte del grupo que se colgó la medalla de oro.

Su desafí­o de conseguir los favores de sus compatriotas empieza en el estadio Allianz Arena de Múnich, un escenario que le trae buenos recuerdos por el empate logrado con el Barí§a en abril (1-1), que permitió la clasificación a las semifinales de una Liga de Campeones que terminarí­an ganando.

En ese encuentro, Messi fue decisivo, con una participación activa en el gol de su compañero Seydou Keita. Como también lo fue el sábado en el Camp Nou, cuando un tanto suyo en el 83 permitió al equipo catalán ganar 2-1 al Málaga y mantener su ventaja liguera de dos puntos sobre el Real Madrid.