A pesar de que el nuevo Congreso tomó posesión el 25 de enero y ese mismo dí­a podrí­a  decretar una amnistí­a, hay delitos que cometió Zelaya que no pueden ser cubiertos por esa amnistí­a, por ser delitos comunes y tener orden de captura por ellos, tales como los $3 millones que retiró de las arcas de la nación y que están contabilizados como faltantes.

¿Cómo es posible de que si hubo un golpe como se dice, termina el gobierno de facto y la orden de captura continúa?

Lo que hubo de relevancia en el caso de Honduras, es algo nuevo, que se ve por primera vez en el sistema interamericano, no se le puede llamar movimiento antigolpe pues existe duda de que haya sido un golpe, pues nadie lo ha podido establecer, sino que lo que hubo es sencillamente solidaridad de la clase corrupta.

Y eso si es grave, pues se abre la puerta para la corrupción, lo único que se tiene que tener cuidado es que el dinero que se roben no lo laven a través de bancos gringos, que fue el error de Portillo.

Aliviados estamos con esa nueva solidaridad, ya casi lo van a llamar Consejo de Cohesión Social.