Capturas alentadoras


El esclarecimiento del crimen cometido contra el coreano Soung Kim, ocurrido en enero de este año, constituye un motivo de alarma y preocupación porque sus asesinos son agentes de la PNC que trabajan como sicarios para un oficial del Ejército de Guatemala, contratado, a su vez, por dos coreanos que dirigen un casino. Pero al mismo tiempo es motivo de aliento para quienes estamos preocupados por la impunidad en el paí­s, porque vemos que empiezan a sentirse algunos efectos del ejemplo que nos dio la CICIG con el caso Rosenberg y ahora también mediante seriedad investigativa, se desmantela a una banda de asesinos.


Recurriendo también a la prueba cientí­fica siguiendo pistas a través de las llamadas telefónicas y detectando movimientos gracias a los instrumentos de posicionamiento global de patrullas policiales, se lograron pruebas que permiten no sólo la captura sino el procesamiento penal de los implicados en uno de los tantos crí­menes que se cometen en Guatemala y que, por norma general, quedan en impunidad. El mensaje para los asesinos que aún andan sueltos es claro. Empieza a funcionar en Guatemala una nueva modalidad de investigación que permite dar con el paradero de los asesinos, tanto de los autores materiales como de los autores intelectuales y eso lo tienen que empezar a tomar en cuenta las pandillas criminales que enquistadas en la fuerza pública, han gozado de protección e impunidad. Puede ser que este caso sea aislado en términos de la eficiencia en la investigación, pero constituye otra muestra de que se pueden lograr resultados muy positivos cuando hay voluntad polí­tica y decisión de hacer cumplir la Ley recurriendo a los instrumentos de investigación cientí­fica de alta calidad. Cierto es que con este crimen se está desnudando nuestra miseria porque es penoso ver que los agentes del orden llamados a proteger a los ciudadanos son dirigidos por un oficial del Ejército para actuar como sicarios al servicio del mejor postor. Pero esa realidad siempre la hemos sufrido y la única diferencia ahora es que sale a luz la podredumbre y se puede castigar a los asesinos que hicieron del sicariato una forma de vida y una oportunidad de negocio. La captura de los asesinos y de quienes los contrataron es una muestra de que existe alguna leve esperanza de que el aporte de CICIG vaya más allá de su propio empeño por resolver casos y que contagie positivamente a los investigadores del Ministerio Público y de la misma PNC. Estas capturas son, por ello, motivo de aliento y esperanza para un pueblo que sufre lo indecible por la impunidad.