Contra los chismosos y sepultureros de Fidel


Recuerdo. Foto de archivo del presidente cubano Fidel Castro (C) el 26 de julio de 2006 durante la celebración del 53 aniversario del asalto al Cuartel Moncada.

Las autoridades de Cuba y el presidente venezolano Hugo Chávez se lanzaron esta semana contra «chismosos» y enterradores de Fidel Castro, quien ayer cumplió seis meses sin ser visto en público debido a una enfermedad intestinal.


Fotografí­as de Fidel Castro y televisores de cartón con la imagen del lí­der fueron cargados por pioneros -escolares- que desfilaron ayer en la Plaza de Revolución, en el 154 aniversario del natalicio del héroe nacional José Martí­.

Niños con barbas simuladas llegaron a las escuelas, como una reivindicación de la vigencia de Fidel, quien hace seis meses apareció por última vez como presidente, en dos actos públicos en el oriente, un dí­a antes de ser sometido a una cirugí­a intestinal que lo forzó a ceder el poder el 31 de julio a su hermano Raúl.

«El sigue al frente. Ha sido un perí­odo en que él disciplinadamente ha cumplido los requisitos, las condiciones que los médicos pautan para su recuperación, que va marchando muy bien», dijo el jefe parlamentario, Ricardo Alarcón, la noche del jueves.

Su afirmación, la más amplia dada por un funcionario cubano en el último mes -hasta ahora no divulgada por los medios de comunicación en la isla-, se da tras versiones encontradas sobre la salud de Castro y cuando dentro y fuera se recuerda el medio año del lí­der alejado del poder.

Poco antes de las declaraciones de Alarcón, desde Caracas, Chávez se decí­a muy alentado por «la lenta pero notable recuperación» del lí­der cubano, a quien considera su «padre» espiritual e ideológico.

Un dí­a antes, en un discurso en el Palacio de Miraflores, Chávez reveló que Castro le habí­a enviado una carta, leyó unos pasajes, mostró ante las cámaras la firma del lí­der para quienes «dicen que se está muriendo» y comentó que el vicepresidente Carlos Lage le habí­a dicho que está «casi trotando».

Los cubanos vieron por televisión ese discurso el miércoles y pudieron leerlo al dí­a siguiente en los diarios, pero se enteraron de otras versiones sobre la salud de Castro, de lo que afuera se dice sobre quien los ha gobernado durante 48 años, por rumores y antenas de cable ilegales.

A fines de diciembre el médico español José Luis Garcí­a Sabrido examinó a Castro y desmintió que padeciese cáncer u otra enfermedad maligna; pero el 16 de enero el diario madrileño El Paí­s informó que el lí­der cubano se hallaba «grave» luego de tres operaciones.

El médico español calificó esas declaraciones de «infundadas», en tanto que las autoridades cubanas mantuvieron silencio sobre la visita del médico y la versión de El Paí­s.

«Cada vez más, hasta los que están inventando noticias» admiten la estabilidad y la normalidad en Cuba, dijo Alarcón, y añadió que «cuando se trata de un Gobierno serio y de personas serias como Fidel Castro, nadie va a basar su conducta, las cosas que hacer y decir, en la especulación de los chismosos».

A inicios de esta semana, el vicepresidente cubano José Ramón Fernández, aseguró que el paí­s funciona «con normalidad» pese a la presión de Estados Unidos.

Pero la prolongada convalecencia de Castro ha hecho que analistas internacionales, opositores y muchos cubanos duden de un retorno al poder de Fidel Castro.

El regreso al gobierno depende «de su evolución postoperatoria», aseveró Alarcón. El gobierno insiste en que está garantizada la continuidad del sistema comunista.

Desde su última aparición pública, Castro, de 80 años, ha enviado textos y se dejó ver en cinco videos, el último el 28 de octubre, cuando desmintió una ola de rumores de muerte.

En su más reciente mensaje escrito, del 30 de diciembre, el lí­der cubano aseguró que su recuperación será prolongada, pero «está lejos de ser una batalla perdida».

«Sí­, creo que se está recuperando, debe estar delgado, ese hombre tiene un vigor y ganas de vivir increí­ble, se va a recuperar», dijo Leonor Franco, ama de casa de 70 años.

Pero otros hasta que no lo vean no se lo creen. «Yo no creo hasta que no den un parte médico, no eso de cartitas y papelitos», expresó un empleado del aeropuerto, de 38 años.