Esta mañana en el programa A Primera Hora de Emisoras Unidas se abordó el tema de las dificultades que tiene el Registro Nacional de Personas para emitir el Documento de Identidad Personal de acuerdo al cronograma que se había planteado y se dijo que es muy alta la probabilidad de que para las elecciones del año entrante no se haya documentado a todos los ciudadanos, lo que obligaría a que se elabore el padrón electoral tomando en cuenta tanto el DIP como la Cédula de Vecindad, porque serán muchos los que carezcan del nuevo documento.
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Y los panelistas fueron consultados sobre si esa situación podría poner en riesgo la credibilidad del proceso, lo que encendió luces de alarma porque se dijo que si no hay una suficiente y adecuada información puede ocurrir que los ciudadanos perciban todo este enredo como algo provocado y no como producto de dificultades lógicas. Y si en cualquier circunstancia la probabilidad de que se sospeche de fraude electoral es alarmante, mucho más cuando el oficialismo se juega una carta que puede considerarse como lo más cercano a una reelección, es decir, si postulan a la esposa del Presidente como candidata presidencial.
Siempre el partido oficial ha tratado de continuar en el poder y para el efecto utilizan los recursos públicos y ponen todo el empeño, no obstante lo cual el resultado ha sido siempre adverso. Pero en otras ocasiones el presidente que va de salida ha jugado un papel más o menos neutral y su apoyo se manifiesta en forma discreta. En el caso presente es obvio que todo el aparato del Estado y los mismos programas de gobierno están elaborados en función de la estrategia electoral y Colom no va a ser para nada neutral si es su misma esposa la que se está jugando la Presidencia de la República.
En ese contexto es mucho más importante que nunca darle a la ciudadanía la confianza en un proceso electoral sin tacha, porque no hay que ser agorero para pensar que una campaña con los ingredientes descritos no sólo creará mucha suspicacia, sino que, además, polarizará seriamente a la población guatemalteca y en esas condiciones es indispensable contar con instrumentos de la más absoluta confiabilidad a la hora de elegir a nuestras autoridades.
Por ello es que tanto el Tribunal Supremo Electoral como el RENAP, tienen la gorda obligación de esmerarse en todos los detalles que tengan que ver con la credibilidad y transparencia de las próximas elecciones porque se puede asegurar que será una de las más ardientes campañas de los últimos tiempos y que la participación directa, por obvias razones, del gobierno en su conjunto hará que de entrada la neutralidad de las autoridades y la adopción de mecanismos antifraude sean requisitos esenciales para garantizar que los ciudadanos acepten el resultado, cualquiera que éste sea.
Con el deterioro de las instituciones democráticas que hemos sufrido, un resultado electoral que pueda ser cuestionado por la siquiera remota posibilidad de un fraude nos colocaría en una situación de extremo peligro. Por ello, anticipando lo que ya se puede vislumbrar como una agria disputa por la Presidencia de la República, es indispensable que desde ahora se adopten medidas para eliminar por completo toda duda o suspicacia de la ciudadanía.