Lejos de las metas del milenio en materia de educación


 Es habitual que muchos vean en la educación la tabla de salvación de los paí­ses subdesarrollados.  Hay alrededor del tema una especie de confianza mágica que lleva a concluir que una vez alcanzados ciertos niveles de educación necesariamente se alcanza el desarrollo.  ¿Será cierto?  Puede ser y sobre esto muchos paí­ses conversaron en un Foro Mundial sobre Educación en Dakar, Senegal. 

Eduardo Blandón

Lamentablemente, aunque en aquel entonces (abril del 2000) hubo cierto optimismo para alcanzar el ideal de educación para todos, las estadí­sticas dicen que no vamos bien.  Los números no mienten.  En la actualidad hay 72 millones de niños no escolarizados en el mundo y las tendencias indican que en cinco años (y esto lo sostiene UNESCO), todaví­a habrá 56 millones de niños privados de escuela. 

 

Estamos fritos, no hemos hecho muchos avances aunque se diga que en el área latinoamericana hay pasos interesantes que despiertan optimismo.  UNESCO, por ejemplo, declaró recientemente que según sus estadí­sticas del 2007, en América Latina y el Caribe habí­a 3 millones de niños sin escolarizar y se mostraba contento porque comparados los números con el año 1999, habí­a 500 mil menos.

  «El número de niños sin escuelas disminuye y se sitúa por debajo del registrado en otras regiones del mundo», explica el Informe Mundial de Seguimiento sobre la educación para todos en 2010 presentado en las Naciones Unidas, en Nueva York.

Pero las cifras mundiales no son halagí¼eñas y la realización de la enseñanza primaria universal para el 2015 (uno de los objetivos del Milenio fijados por Naciones Unidas) parece conducida al fracaso.  «La batalla está en ví­a de ser perdida», estiman los expertos que también exhortan a los donadores a cooperar para evitar crear en los paí­ses más pobres del mundo una generación de niños sin oportunidades. 

 

Se necesitan 10,3 millones de profesores extras en el mundo para alcanzar las metas trazadas de aquí­ al 2015.  Y no parece fácil obtenerlos especialmente cuando se piensa en la crisis económica global.  Los paí­ses ricos parecen donar menos dinero y las preocupaciones tienen distraí­dos a los mandatarios en menesteres más focalizados en sus propias naciones. 

Sin embargo, hay casos en los que los cambios han sido más que evidentes.  Desde 1999, dicen las notas de prensa, las tasas de escolarización en ífrica subsahariana han progresado cinco veces más rápido que en los años 1990, con paí­ses como Bení­n, Etiopí­a, Mozambique y Tanzania que registran progresos rápidos.

Evidentemente, hablamos sólo de la necesidad de que los niños vayan a la escuela, capí­tulo aparte es el tema de la calidad de la enseñanza.  En esta materia vamos muy mal.  UNESCO, según un artí­culo recogido en un periódico nacional, ha alertado sobre «la escasa calidad» de la educación que reciben los escolares en América Latina y el Caribe, que «hace peligrar el futuro de millones de jóvenes». No se nos olvide que la región ha conseguido resultados «bajos» en pruebas internacionales sobre matemáticas, ciencias y lectura.

Menudo desafí­o tienen nuestras autoridades de educación, ¿no?