La ilusión de toda persona que inicia el estudio de una carrera, es llegar a coronarla con el éxito correspondiente, y de ahí en adelante será el trabajo, empeño, dedicación y esmero en el trabajo lo que incida para las respectivas consideraciones sobre los ascensos, promociones y aumento de sueldos y/o salarios.
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En el caso de los jóvenes, de ambos sexos, que inician su carrera policial, es menester decir que con el grado de atención técnica y científica que se les brinde, así será el resultado de su estudio; en otras palabras, el factor docente para su formación policial, debe estar calificado como excelente en cada una de las materias que se imparten a lo largo de la formación técnica policial. Pero… sí los catedráticos e instructores no poseen los conocimientos técnico pedagógicos para brindar una enseñanza de calidad, muy poco será el resultado exitoso que pueda obtenerse; en el pasado reciente, hubo casos de improvisación de catedráticos, quienes de muy buena fe, pero sin la experiencia docente necesaria, atendieron a los alumnos en la medida de sus posibilidades; sin embargo, ello se tradujo en la deficiente formación del conocimiento adquirido. El pénsum de estudios ha sufrido variantes con los continuos cambios de autoridades policiales y de las Academias, pues los nuevos funcionarios podrán tener una magnífica trayectoria policial pero al desconocer el rubro educativo dejan a la deriva algunos aspectos que técnicamente son apropiados para ese tipo de enseñanza, lo que equivale a retardar la implantación de un pénsum adecuado a las verdaderas necesidades de la población. Por supuesto, para lograr óptimos resultados es necesario que la inversión en instalaciones, alimentación, equipo, herramientas, material didáctico y especialización docente sea consistente; de esa forma, se logrará proporcionar una cultura policial a los jóvenes que han iniciado sus estudios en esta rama de la educación. Y sin pecar de religioso, también es necesario considerar con carácter de URGENTE, la formación cívica y moral de los jóvenes alumnos; la aplicación en su vida diaria de los valores espirituales que son tan necesarios para la mejor comprensión de la vida personal y de la población ciudadana en sus diversos comportamientos. El estudio policial que se imparte en Guatemala aún presenta muchas carencias, lo cual puede muy bien irse solucionando por medio de asesorías técnicas de profesionales que conocen y dominan el tema policial; para dejar ya, en el olvido, la contratación de catedráticos/as con título universitario pero con desconocimiento de la vida policial y sin experiencia docente; sí esto se hace, redundará en el beneficio social que todos esperamos: BUENOS POLICíAS.